Rusia desplegó el martes tropas de mantenimiento de la paz en el enclave montañoso de Nagorno-Karabaj como parte de un acuerdo de alto el fuego diseñado para poner fin a seis semanas de intensos combates entre Azerbaiyán y las fuerzas étnicas armenias.
En virtud del acuerdo, Azerbaiyán mantendrá los territorios conseguidos en los combates, incluida la segunda ciudad del enclave, Shusha, que los armenios llaman Shushi. Las fuerzas étnicas armenias deben ceder el control de un gran número de otros territorios de aquí al 1 de diciembre.
El presidente ruso Vladimir Putin dijo que el acuerdo debería allanar el camino para un acuerdo político duradero de un conflicto que ha matado a miles de personas, desplazado a muchas más y amenazado con sumir a toda la región en la guerra.
El alto el fuego desencadenó celebraciones en Bakú, la capital de Azerbaiyán, donde automóviles y los autobuses tocaron las bocinas en señal de alegría, mientras la población aplaudía ondeando banderas azeríes.
Pero en Ereván, la capital de Armenia, estallaron disturbios cuando multitudes irrumpieron y saquearon los edificios gubernamentales durante la noche, calificando el acuerdo de traición. Algunos exigieron la dimisión del primer ministro Nikol Pashinyan.
Pashinyan dijo el martes que había concluido el acuerdo de paz bajo la presión de su propio ejército, que dijo que todas las acciones militares en Nagorno-Karabaj se habían detenido y que la situación estaba en calma.
Las fuerzas rusas de paz permanecerán en el lugar durante al menos cinco años, ampliando la presencia militar de Moscú en la región. Putin dijo que se desplegarían a lo largo de la línea del frente en Nagorno-Karabaj y en un corredor entre la región y Armenia.
Reuters