Los militantes convirtieron un campo de fútbol en la aldea de Muatide en un “campo de ejecución” donde decapitaron y mutilaron más de 50 cuerpos, según otros reportes.
Los aldeanos que intentaron huir fueron capturados y llevados al campo de fútbol local donde fueron decapitados y cortados en pedazos, en una atrocidad llevada a cabo desde el viernes por la noche hasta el domingo.
Otras personas también fueron decapitadas en otra aldea hacía unos días, según informaron medios estatales.
Estas decapitaciones son las últimas de una serie de ataques islamistas en Cabo Delgado, una provincia rica en gas.
Desde 2017, hasta 2.000 personas han muerto y unas 430.000 han quedado sin hogar en el conflicto en la provincia, que es mayoritariamente musulmana.
Los militantes están vinculados al grupo Estado Islámico (EI), lo que le da a esta organización un punto de apoyo en el sur de África.
El grupo ha aprovechado la pobreza y el desempleo de la región para reclutar a jóvenes en su lucha por establecer un gobierno islámico en la zona.
Muchos lugareños se quejan de haberse beneficiado poco de las industrias de rubí y gas de la provincia.
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