Llegamos al lugar para el remiendo de la licuadora, pues, dolarizada la pieza dañada, muchísimo menos podemos comprar otra. La reparación de los electrodomésticos ayuda económicamente a nuestro amigo, aunque Néstor ejerce más la solidaridad en medio de las consabidas circunstancias.
De repente, arribó una persona entusiasmada con varios dispositivos en mano, añadido un juego de ruedas que halagó porque disponían de frenos ahora inusuales. Los fue armando rápidamente hasta que vimos como resultado una mesa móvil para bebés de afamada marca, alabando al ingeniero que la concibió por su atractivo diseño y amigables articulaciones, correajes y tiras que hacen posible sentar y desplazar al delicado comensal.
Halló la mesa en cuestión, en el amplio circuito de basureros que recorre a determinadas horas, permitiéndole sobrevivir a la hecatombe de todos estos años. Los más variados y quizá inimaginables artefactos, incluso, electrónicos, son recogidos y reciclados, rearmados y reparados, para ofrecerlos celosamente limpios al primer comprador interesado, ya que no puede esperar mucho para la cotización, emprendiendo de nuevo la búsqueda cotidiana.
Ensamblada la mesa, dijo que la ofrecería por quince o veinte dólares y, aunque la supone con un valor aproximado de $ 200, por el vistazo a las vidrieras que escasamente le informan, no cuenta con conexión digital alguna para subastarla. En menos de una hora, regresó: la vendió por diez dólares y ya no podía perder más tiempo para adquirir los comestibles esperados en casa y reemprender el ciclo de un trabajo que, presumimos, tiene bien mapeados los basureros y sus vetas más promisorias.
Se dirá de una ocasión perdida por el parlamentario para disertar en torno a los más inminentes y peliagudos problemas políticos, como si el caso que trae a colación fuese ajeno por su extrema cotidianidad. Además, cada vez que se pueda, debemos registrar este y otros casos dramáticos, porque así como hoy se tiene la osadía de negar la muerte de millones de judíos o de soviéticos, décadas muy atrás, por ejemplo, más adelante, en nuestro país, dirán que jamás ocurrió muerte alguna por represión, hambre y miseria: incluso, jurarán en vano que nadie, absolutamente nadie, tomó por asalto los basureros para sobrevivir.