Pocos años después del final de esta guerra, La Cortina de Hierro como se conoce, comenzó a instalarse como una barrera tanto ideológica como física, la cual fue progresivamente instaurada desde 1949, siendo Hungría el país que hizo los primeros aportes en dicha construcción, que luego resultó en el Muro de Berlín.
El concepto se originó por la frase del entonces primer ministro británico Winston Churchill el 5 de marzo de 1946, en la cual él describía una “cortina de hierro” “desde Sttetin en el Báltico, a Trieste, en el Adriático”. Antes, la idea había sido desarrollada y aplicada a Rusia por Vasili Rozanov en 1918, donde observó que “con un ruido, un chasquido y un gruñido una cortina de hierro ha descendido sobre la historia de Rusia”.
Más que una frase metafórica, esta representa una frase premonitoria y, en el caso de Venezuela, ya se sienten sus mecanismos de consolidación, así como sus consecuencias materiales y humanas. Tal como ocurrió en Europa, no es exactamente una línea continua la que recorre la “cortina”; en aquel momento separó a países del bloque capitalista, el bloque comunista, los no alineados y los neutrales.
Se ha trazado una “cortina” igual que la establecida en Europa luego de la Segunda Guerra Mundial. Esta posee un eje vertical, es decir, un claro desafío para bloquear y destruir la cultura Occidental, que puede tener un origen en algún país europeo, pero se consolida en un frente marcadamente americano desde el estado de Florida en EEUU hasta el Cabo de Hornos al sur de Chile, desplazándose y adosando tanto a tiranos de pacotilla como a poblaciones ilusas enteras.
Los ideólogos de antaño, sus aliados en el área de influencia asiática y los sátrapas internos, saben muy bien lo que están haciendo. En Venezuela, la cortina funciona separando al conglomerado criminal de los ciudadanos decentes
¿Reconocerán los países de Occidente a que nos enfrentamos? La Operación para la Paz y la Estabilización es la puede detener este proceso y no solo es para Venezuela.
@abrahamsequeda