Diego Armando Maradona no es una persona más para el pueblo napolitano, algo que quedó demostrado en las últimas horas. Luego de crear altares improvisados para despedir al ’10?, un numeroso grupo de tifosi del Napoli se juntaron en las inmediaciones del estadio San Paolo con bengalas y fuegos artificiales para honrar a su ídolo en la previa a la victoria ante el HNK Rijeka por la Europa League.
Por infobae.com
“Diego no fue el que ganó dos títulos, la Copa UEFA en Nápoles. Diego es el orgullo de esta ciudad. Vistió la camiseta número 10, no solo era un jugador. Hizo soñar a un pueblo entero. Muchos chicos se llaman Diego en su honor. No sé si es más importante San Gennaro o Diego”, esbozó Gennaro Gattuso, entrenador del Napoli, una vez finalizado el partido. Para tomar dimensión de las palabras del ex Milan, San Gennaro es el santo patrono de la ciudad. Pelusa es considerado como una especie de Dios para los hinchas de la institución. Los llevó a lo más alto de la Serie A, a pelear mano a mano con los “poderosos” del Norte.
En su paso por el equipo del Sur, el campeón del mundo en México 86 armó una verdadera revolución y conquistó dos Scudettos, una Copa UEFA, una Copa de Italia y una Supercopa italiana. Su último partido en la institución fue el 24 de marzo de 1991, en la derrota por 4 a 1 ante Sampdoria. Toninho Cerezo, Gianluca Vialli -en dos oportunidades- y Attilio Lombardo fueron los autores de los tantos para los genoveses. Descontó Maradona de penal para la visita.
En una entrevista con el Corriere dello Sport, Roberto Mancini, multicampeón con Sampdoria y Lazio y actual entrenador de la Selección de Italia, contó que es la persona que atesora la última camiseta utilizada por Maradona en su paso por Nápoles.
“Nunca olvidaré un día tan emocionante, especialmente ahora. Ese domingo llegó Maradona al vestuario y yo no había marcado pero me regaló su camiseta. La última del Napoli, que es rojo”, confesó el estratega de la Nazionale. Y luego, añadió: “De inmediato escribió una dedicatoria para mi hijo Filippo. Aún la guardo con orgullo y pasión”. Mancini ese día fue titular en el equipo ganador.
Sin saberlo, esa fue la despedida de Maradona. Luego dio positivo en un control antidoping, el cual lo alejó varios meses de la cancha. Tras unas truncas negociaciones con el Olympique Marsella, el ex Argentinos Juniors y Boca recaló en Sevilla de España.
Mancini también contó cómo fue que se enteró de la triste noticia que sacudió al mundo entero. “Cuando leí en mi móvil que Diego estaba muerto, inmediatamente pensé en una noticia falsa, como probablemente le pasó a muchos de nosotros. Luego vi cuántas noticias venían de todo el mundo y me di cuenta de que todo era cierto. Incrédulo y dolorido, me paré frente al televisor. Todavía no me doy cuenta de que Maradona se ha ido. Un dios del fútbol, un inmortal, como Mohamed Alí y Kobe Bryant”.
En otro fragmento de la entrevista, el entrenador de Italia contó una anécdota que demuestra que el oriundo de Villa Fiorito, además de ser un animal competitivo dentro de la cancha, también era un buen perdedor. El año anterior, el 18 de noviembre de 1990, los genoveses se impusieron por 4 a 1 en el San Paolo (Luigi De Magistris, alcalde de la ciudad, propuso que el estadio pase a llamarse Diego Armando Maradona) y el argentino se acercó al vestuario visitante para felicitar a sus contrincantes: “Felicitó a todos porque era un verdadero campeón, que sabía reconocer el valor de sus oponentes. El Napoli ya había entendido que seríamos los rivales más duros en la defensa del título”, rememoró.
Mancini no es la única persona en Italia que cuenta con alguno de los tesoros más preciados del Diez. A principio de este año se conoció la historia de Massimo Vignati, dueño de un museo que no figura en ningún mapa turístico de la ciudad. En el sótano de un edificio normal y corriente de Secondigliano, un barrio del norte de Nápoles, se pueden observar un conjunto de gemas como fotografías, banderines, brazaletes, camisetas que son la envidia de cualquier fanático del astro argentino.
“Tuve la suerte de que mi padre fuera durante 37 años el conserje del estadio San Paolo y de los vestuarios del Napoli. Y mi madre fue la única cocinera de Maradona”, explicó el dueño de este santuario montado en honor al ex entrenador de la selección argentina. Además, su hermana también fue la niñera de Dalma y Giannina, las dos hijas que el ex futbolista tuvo con Claudia Villafañe.
Entre los tesoros que se pueden encontrar en este museo subterráneo sobresalen el banco donde se cambiaba Maradona en el vestuario del estadio de San Paolo o la mítica chaqueta de K-Way con la que bailó e hizo malabares al ritmo de “Live is Life” durante un calentamiento antes de enfrentarse al Bayern de Múnich, la misma canción que en estos días volvió a sonar en la previa del encuentro del Ajax, con un homenaje que le brindó el jugador de la Albiceleste Nicolás Tagliafico.
“Estábamos con Diego de lunes a domingo. Él y su mujer nos ofrecieron todas estas cosas porque sabían que éramos muchos hijos, cinco niños y seis niñas. Estuve las siete temporadas de Maradona como alcanzapelotas. Los lunes, iba a jugar al ‘calcetto’ (fútbol sala) con él, no iba a la escuela. Y los martes, a veces, me llevaba al entrenamiento del Nápoles. ‘¡Diego, vamos con el Ferrari!’, le pedía”, añadió Vignati, quien sostiene que “rechacé hasta 20.000 euros por la fotocopia del contrato original que le llevó del Barça a Napoli”.
Nápoles, la ciudad adoptiva del Diez, tiene historias para contar en cada rincón. Uno de los tesoros que salió a la luz durante los últimos meses fue el archivo de 500 horas de filmación inéditas de su paso por Barcelona y por la ciudad italiana que finalmente fueron la columna vertebral del exitoso documental Diego Maradona: Rebelde. Héroe. Estafador. Dios del director británico Asif Kapadia. “Viajaron a un pueblo a una hora de Nápoles en el que había un hombre con muchos videos, un archivo privado de Diego. En 1981, Jorge Cyterszpiler tuvo una idea: Maradona era una estrella, que ya había firmado contratos con Puma y Coca Cola, y decía que tenía que tener su película. Entonces contrató a dos camarógrafos argentinos para que siguieran a Maradona tanto dentro del campo de juego como fuera. Este material que comenzó a filmarse en 1981 jamás fue utilizado. Cuando se rompe la pierna, toda la operación fue filmada; también a su mujer Claudia Villafañe dando a luz; estos hombres tenían acceso a todos lados. Todo esto terminó en manos del cámara, que nunca pudo usarlo porque no tenía el permiso. Cientos de horas de filmación fueron tomadas por esos camarógrafos. La mitad del archivo estaba en Nápoles y encontramos la otra mitad en una baulera en Buenos Aires, en el fondo de la casa de Claudia, la ex esposa. No se había tocado en 30 años. Tuvimos que traer una máquina desde Inglaterra para digitalizarlo”, relató el propio Kapadia meses atrás.