Las vacunas de Pfizer y Moderna contra el covid-19 podrían ser aprobadas en cuestión de semanas, pero ¿quién en Estados Unidos las recibirá primero? Un panel de expertos de alto nivel se pronunció el martes: trabajadores de la salud y pacientes que requieren cuidados a largo plazo deben tener prioridad.
“Creo que mi voto refleja máximos beneficios, mínimos daños, la promoción de la justicia y la mitigación de las desigualdades en materia de salud, en lo que respecta a la distribución de esta vacuna”, dijo Jose Romero, presidente del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
Sin embargo, los expertos estadounidenses pueden diferir de los de otros países, que darían prioridad a los “trabajadores esenciales” -que mantienen a la sociedad funcionando- sobre las personas de mayor riesgo.
Al final, no habrá una regla única que rija en todo Estados Unidos.
Al igual que en la campaña de vacunación contra la gripe H1N1 de 2009, el gobierno federal solo hará recomendaciones a los estados y les dará libertad para decidir el modo de distribución y el orden de prioridad.
Reconocidos grupos de expertos ya han emitido opiniones, muchas veces divergentes, que revelan la tensión central del debate: la vacunación debe proteger a los más vulnerables y a la vez facilitar la reactivación de la sociedad.
Es en este tema, de cómo reanimar la economía lo más rápido posible, en el que Estados Unidos podría distinguirse.
La alta autoridad sanitaria de Francia recomendó comenzar con los residentes y empleados de hogares de ancianos, seguidos por los ancianos y los trabajadores de la salud, luego los mayores de 50 años, luego las personas cuyas profesiones los ponen en riesgo de infección, pacientes con complicaciones médicas y gente que padece pobreza. Al final, el resto de la población.
Ese es el enfoque sugerido por la Organización Mundial de la Salud y elegido por muchos países ricos, dijo a la AFP Saad Omer, director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Yale.
En Estados Unidos, el panel de expertos votó abrumadoramente a favor de dar prioridad en la primera fase de vacunación a los trabajadores de la salud y a los centros de atención a largo plazo, dos sectores en los que se ha registrado cerca del 40% de las muertes en el país.
El comité no se pronunció sobre lo que sucedería después de la fase inicial de vacunación, pero los expertos han propuesto que se dé prioridad a los trabajadores esenciales, seguidos de los adultos con múltiples factores de riesgo y luego los adultos mayores de 65 años.
– Trabajadores primero –
Los trabajadores esenciales incluyen a los maestros, los empleados de la industria agroalimentaria, conductores de autobuses y trenes, farmacéuticos, policías y carteros.
Estos son también a menudo los trabajadores precarios, de minorías hispanas y negras, que han sido golpeados de manera desproporcionada por la pandemia. Una injusticia que los expertos quieren reparar explícitamente.
Pero en la práctica, estas consideraciones éticas, epidemiológicas y económicas podrían ser ignoradas en la aplicación inicial de las dosis.
Quedan por resolver problemas concretos: si bien es fácil enfocarse en las residencias de ancianos y los hospitales, ¿cómo se supone que los farmacéuticos y los médicos pueden confirmar que un cliente es un trabajador esencial o que tiene dos patologías?
Además, el gobierno de Donald Trump ha dicho que no estará sujeto a los consejos de su agencia de salud, y que los hogares de ancianos recibirán vacunas Pfizer/BioNTech a mediados de diciembre en caso de que obtenga luz verde por parte de los reguladores.
AFP