Un Nicolás Maduro, sin ningún interés en guardar las apariencias, invitó de forma insólita a los supuestos “observadores” internacionales este sábado 5 de diciembre al Palacio de Miraflores, a tan solo horas del arranque del show electoral que ya ha sido rechazado de antemano por un considerable número de países democráticos.
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En la cita, Maduro celebró la llegada de representantes de Irán, Turquía o Rusia, estrechos socios del régimen chavista en materia energética, militar y económica.
“No nos interesa nada lo que diga el moribundo Gobierno de Donald Trump”, comentó Maduro en relación a las condenas de la nación norteamericana y buena parte del Hemisferio Occidental respecto a su proceso sin garantías electorales.
“Que se ocupen de sus problemas en Estados Unidos, que se ocupen de su fraude”, agregó el vocero chavista.
Al parecer, a los observadores internacionales ya no los recibe ni acredita el Consejo Nacional Electoral (CNE), sino Miraflores, entre miradas cómplices y sonrisas complacientes.