“Tenemos que despojarnos de nuestros propios intereses, debemos dejar de ser un rebaño de gente dispersa para convertirnos en un gigantesco pueblo unid y organizado que marcha hacia la liberación”
Luis Ugalde, S.J., exrector UCAB
No son los dirigentes políticos los únicos responsables de cuánto pasa en tan complejo ámbito. Resulta indispensable que cada uno de nosotros asuma comprometidamente ese papel estelar que los avatares de nuestra historia nos colocaron por delante.
No cedamos a la división. No está mal que no pensemos exactamente igual, pero seamos capaces de converger al menos para crecer como sociedad responsable ante los tiempos que la vida nos ha deparado; y luego ya habrá tiempo para el juego político, para presentar los diferentes puntos de vista, defenderlos y someterlos periódicamente a revisión. Una articulación política, que pretenda contar con el pueblo, nace en el trabajo en medio de la gente, multiplicando las instancias de encuentro, de incidencia y convencimiento social de la ciudadanía en general.
Debemos, analizar y replantear lo que creemos y queremos.
La profunda crisis que nos afecta, sólo podrá ser resuelta por el avance de la sociedad civil organizada y de los partidos políticos realmente ligados a ella, y por supuesto, sin juegos ocultos ni insensata manipulación.
Para consolidar este logro, es necesario el avance en la unidad social de todos: partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones comunitarias, sindicales, gremiales, estudiantiles, de derechos humanos, juveniles, culturales en torno a un solo objetivo: sacar a nuestra Nación de este lamentable marasmo, pero generando la confianza, factor imprescindible para lograr tan ansiado objetivo.
La incertidumbre y la desconfianza son costosas. La desconfianza aumenta los costos de transacción incrementa los tiempos en todos y cada uno de los procesos, se entorpecen las relaciones, los intercambios y las vinculaciones de todo tipo por la sospecha, el temor y el miedo.
Y de esto sobran, en todos los ámbitos de nuestro país, abundantes ejemplos que dan fianza a lo anotado.
Resulta impostergable que basemos nuestra confianza en el conocimiento de la racionalidad y de la objetividad de la actuación de nuestros dirigentes y lideres, tanto de los partidos como de las organizaciones de la sociedad civil.
Consideramos que nadie pone en duda lo complejo y duro del trabajo que aún falta, entonces, evaluemos las opciones sin rencores ni privilegios ambiciosos que deformen la necesaria unidad del factor democrático en Venezuela.
Hacemos un llamado a participar sin ningún tipo de complejos en las marchas, concentraciones, reuniones, asambleas, conversatorios, donde se presente el sentido gregario de TODOS los factores democráticos de nuestra carajeada Nación.
Que cada partido presente sus alternativas propias a consideración de la plataforma unitaria que ha resultado ser el FAVL, la metodología para su evaluación tendrá que definirse dentro del marco de la igualdad, sin egoísmos ni descalificaciones.
Esperamos que todo opositor al régimen sea reconocido, milite en la organización que milite, respetando los espacios naturales dentro del radio de acción de cada organización; que prive el interés regional y nacional en su conjunto, para el éxito de la estrategia que permita el triunfo a los demócratas venezolanos.
Es tiempo de que la Unidad no sea un slogan publicitario sino el sentir y el actuar de todos y cada uno de nosotros; que cada uno de los ciudadanos, de manera responsable, contribuya con las decisiones políticas en aquellos aspectos que sus aptitudes y capacidades lo permitan.
El principal obstáculo para la imperativa unidad de los factores democráticos surge y hasta suele ser impuesto por esos advenedizos que pareciera que aún en estos momentos, y luego de haber recorrido cuanto hemos recorrido, no terminan de percatarse de la perversidad y la maldad al cual nos enfrentamos como nación y sirven – de manera consciente o inconsciente- a su fatal consolidación.
Así las cosa, es ahora el momento de amalgamar sólida y correctamente ese imperativo deseo de más del 80% de los venezolanos, que claman, anhelan y aspiran un porvenir más digno y más justo.