El rey de España, Felipe VI, apeló este jueves a “los principios morales y éticos” frente a los escándalos de su padre Juan Carlos, objeto de tres investigaciones judiciales sobre su fortuna y exiliado en Abu Dabi.
En medio de una fuerte expectación sobre su tradicional mensaje navideño, en un año difícil para la imagen de la monarquía española, Felipe de Borbón optó por referirse tibiamente a los problemas de su padre y jefe del Estado español de 1975 a 2014, al que ni siquiera nombró.
“Ya en 2014, en mi proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones, y que están por encima de cualquier consideración de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares”, dijo el monarca.
“Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como jefe del Estado y con el espíritu renovador que inspira mi reinado desde el primer día”, prosiguió.
En marzo, y ante la multiplicación de indicios de que don Juan Carlos ocultaba una fortuna opaca en el extranjero, el actual rey renunció a la herencia económica de su padre y le retiró su asignación anual, estimada en más de 194.000 euros.
El discurso de este jueves era probablemente el más delicado para Felipe desde que accedió al trono.
Y es que además de la crisis social y económica desatada por la pandemia -“2020 ha sido un año muy duro y difícil”, destacó en su discurso- los problemas judiciales de don Juan Carlos alimentaron el discurso republicano de la izquierda radical de Podemos, socio de gobierno de los socialistas.
“Sospecho que este año muchos compatriotas”, tras el discurso de Nochebuena, “se van a preguntar si son monárquicos o son republicanos, y creo que ese debate se va a dar en muchas casas”, dijo recientemente el líder de Podemos y vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias.
– Navidad en el exilio –
Para la sorpresa general, don Juan Carlos se exilió en agosto en Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, puntualizando que en caso de ser requerido por la justicia española, comparecería en cualquier momento.
En las últimas semanas se barajó que regresara por Navidad, pero el rey emérito renunció, alegando “la triste situación de la pandemia en España”, y el hecho de que es “persona de alto riesgo”, ya que el 5 de enero cumplirá 83 años.
A comienzos de diciembre, don Juan Carlos informó por medio de su abogado del pago a la Hacienda española de 678.393 euros (unos 820.000 dólares), para saldar una deuda resultante de una declaración extraordinaria de ingresos.
La regularización tiene que ver con el presunto uso opaco de tarjetas de crédito vinculadas a cuentas de terceros, concretamente el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause y un coronel del ejército del aire español, lo que podría constituir un delito de blanqueo.
Con el pago, don Juan Carlos quiere evitar una querella que lo lleve ante los tribunales, máxime cuando los hechos se produjeron después de junio de 2014, cuando perdió la inmunidad de que disfrutaba en tanto que jefe del Estado, tras abdicar en su hijo Felipe VI. El archivo o no del caso dependerá ahora del examen de la documentación presentada.
Aparte de este caso, la justicia española tiene abiertas otras dos investigaciones sobre sus finanzas.
La primera busca determinar si hay responsabilidad penal en el presunto cobro de comisiones por la adjudicación, a un consorcio de empresas españolas en 2011, de un contrato de un tren de alta velocidad en Arabia Saudita.
La investigación tiene su origen en una información revelada en marzo por el diario suizo La Tribune de Genève. El rotativo destapó unas pesquisas de la justicia suiza sobre una transferencia de 100 millones de dólares del rey saudí Abdalá a Juan Carlos en 2008, en una cuenta bancaria en Ginebra.
El tercer dossier es sobre un presunto blanqueo de capitales, ligado, según la prensa española, a una estructura opaca con millones de euros radicada en la isla británica de Jersey.
AFP