Brasil cumple este sábado diez meses desde su primer caso de coronavirus y celebrará el fin de año bajo una estricta cuarentena en buena parte de su territorio, en momentos en que la pandemia vuelve a acelerarse en un país que ya registra 190.795 decesos por el patógeno.
Desde la confirmación del primer caso de la covid-19, el 26 de febrero, el gigante suramericano contabiliza además unos 7,5 millones de infectados.
Los 190.795 muertos en Brasil por la covid-19 sitúan a la nación sudamericana como la segunda del mundo en número de fallecidos, solo detrás de Estados Unidos, y la tercera con más casos, después de EE.UU. e India.
Y es que, tras un leve respiro entre septiembre y noviembre, las cifras vuelven a crecer en un país de dimensiones continentales que cuenta con unos 210 millones de habitantes.
En las últimas semanas, el número de muertos diarios en Brasil llegó en varias ocasiones al millar, lo que sólo había ocurrido entre junio y agosto, y obligó a varios estados y municipios a endurecer las restricciones, incluso adoptando el confinamiento masivo.
Las principales ciudades, como Sao Paulo, Río de Janeiro, Salvador, Fortaleza, Recife y Natal, cancelaron sus tradicionales fiestas para recibir el nuevo año y, en un gesto de respeto hacia las víctimas, decidieron echar atrás también en las celebraciones virtuales que tenían previstas.
Por su parte, el Gobierno federal del presidente Jair Bolsonaro determinó esta semana la suspensión de vuelos procedentes del Reino Unido y, además, pasará a exigir a partir del próximo día 30 una prueba RT-PCR negativa de todos los pasajeros de viajes internacionales que desembarquen en los aeropuertos brasileños.
Bolsonaro ha sido criticado todo el año por su escepticismo sobre la pandemia, a la que llegó a tildar en el inicio de “gripecita”, y ahora es blanco de reproches por el plan de vacunación del Ejecutivo, considerado poco concreto.
SAO PAULO Y RÍO, EN ESTADO DE ALERTA MÁXIMO
Los populosos estados de Sao Paulo y Río de Janeiro, que concentran el mayor número absoluto de decesos a raíz de la enfermedad, con 45.808 y 24.905 fallecidos, respectivamente, decretaron el máximo nivel de alerta este fin de año.
En la región de Sao Paulo, sus cerca de 46 millones de habitantes estarán totalmente confinados los próximos 26 y 27 de diciembre y los días 1, 2 y 3 de enero, a fin de intentar contener la segunda ola de la pandemia.
La región más poblada y más golpeada por el coronavirus en Brasil ha visto un incremento de un 66 % en el promedio de casos diarios en diciembre frente al mes anterior, mientras que la media de muertes por día creció un 61 % en el mismo periodo.
Así, la Gobernación paulista determinó que tan sólo estarán autorizadas a funcionar en estos días festivos las llamadas actividades esenciales y ha hecho un llamado a que los ciudadanos respeten las restricciones.
“Quería mucho estar aquí diciendo que podemos celebrar de forma libre, con nuestra familia, en las calles, con aglomeraciones. Pero la realidad no es esa y el coronavirus no se irá en Navidad”, declaró esta semana en rueda de prensa la secretaria de Desarrollo Económico de Sao Paulo, Patricia Ellen.
Ya en Río de Janeiro, un 75 % del estado entró esta Navidad en la llamada bandera roja, que es considerado el mayor nivel de alerta debido al alto riesgo de transmisión del patógeno.
Asimismo, después de cancelar sus tradicionales espectáculos de fuegos artificiales para la última noche del año, la capital homónima decidió cerrar el turístico barrio de Copacabana y otras playas para evitar aglomeraciones en Nochevieja.
Tan sólo los residentes de esa exclusiva zona carioca podrán entrar en la región, mientras que el transporte público hacia Copacabana y otras áreas turísticas será interrumpido a las 20.00 hora local (23.00 GMT) del 31 de diciembre.
“Tenemos que buscar, ante todo, la preservación de la vida y de la salud. Nadie desconoce la gravedad de la covid-19, que exige del poder público medidas austeras”, señaló a la cadena Globo el alcalde en ejercicio de Río, Jorge Felippe, quien agregó confiar en la “solidaridad, empeño y responsabilidad” de la población.
TOQUE DE QUEDA
Algunas regiones, como el sureño estado del Paraná, fueron aún más allá y adoptaron rígidas fiscalizaciones, aplicación de multas y un toque de queda para minimizar el riesgo de contagio durante las fiestas.
Los paranaenses celebraron Navidad bajo un estricto decreto, que prohíbe la circulación de personas y el consumo de bebidas alcohólicas entre las 23 horas y las 5 horas de la mañana siguiente, además de las reuniones con más de 10 personas.
Una medida similar fue adoptada en Campo Grande, la capital del estado de Mato Grosso do Sul (centro-oeste) y que vio su sistema de salud colapsar a inicios de mes, donde se estipuló el confinamiento domiciliario obligatorio entre las 22 horas y las 5 horas de la mañana siguiente hasta el próximo 5 de enero.
AMAZONAS INTENTA EVITAR NUEVO COLAPSO
Las restricciones se repiten por todo el territorio brasileño. Este sábado, entró en vigor el confinamiento masivo de toda la población del estado del Amazonas, en el extremo norte de Brasil, donde solo estará permitido el funcionamiento de las actividades esenciales durante los próximos 15 días.
El estado fue uno de los más castigados en la primera ola de la pandemia, el pasado abril, cuando los servicios funerarios y los hospitales públicos entraron en colapso.
Ahora, en un intento de contener el nuevo repunte del coronavirus, que ya deja unos 200.000 contagiados y más de 5.000 fallecidos en esa región de cerca de 4 millones de habitantes, el gobierno decretó el cierre de todo el comercio no esencial y la prohibición de reuniones en espacios públicos, clubes o zonas comunes residenciales.
Pese al acelerado avance de la covid-19 en todo el estado, cuya ocupación en los hospitales ya supera el 90 %, centenares de empresarios y comerciantes salieron a las calles de la capital Manaus en protesta contra las nuevas restricciones.
EFE