El jolgorio no será a su máxima expresión y el grito “Ay Zaragoza”, se sobrepondrá a la nostalgia por no contar con su capitana María Valeria González. Esta vez será la homenajeada y su nieta Katherine Espinoza dirigirá a alrededor de 800 participantes, quienes se ajustarán a las medidas de bioseguridad para evitar aglomeraciones por el COVID-19.
Desde el domingo 27 estuvieron finiquitando las inscripciones del censo y el comité organizador entregó los números, que evidenció la mayor participación de adultos en pago de promesas. Una conmemoración por el Día de los Santos Inocentes que está colmado de la fe de los pobladores de Sanare y visitantes. El altar solamente fue montado por tres personas y así evitar el gentío a lo interno de la casa de la inolvidable capitana, María Valeria. Así lo confirma Espinoza, quien creció entre trajes, máscaras, sones y en todo ese ambiente folklórico que siempre albergó esta familia.
Sanare hoy despierta con los sones de los músicos de la agrupación Curigua, bajo la dirección de Héctor Sequera. Toman café en casa de María Valeria, que aguardó con sus hijos y nietos, y desde las 5:00 am bajan por la calle Lara hasta la plazuela. Ese primer punto de concentración en la iglesia San Isidro no estará abierta para la primera misa de las 6:00 am, porque el templo no podrá recibir a todos los zaragozas. Una medida de protección, al igual que los diversos puntos de desinfección con alcohol, que contarán con el apoyo de la alcaldía del municipio Andrés Eloy Blanco.
El baile será a paso lento, entre sus ocurrencias y gestos de seres disparatados. Todos en el acostumbrado anonimato por el uso de sus máscaras y simulando más movimientos, entre los voluminosos trajes, con cascabeles incrustados. Saben del protocolo de higiene para una actividad que no comprometa con contactos directos y permita el desarrollo habitual de esta procesión por las principales vías del pueblo.
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