“En realidad no vienen por mí, van por ti”
Donald J. Trump
“El Estado soy yo” (l’Etat c’est moi) fue la frase absolutista usada por el “Rey Sol” Luis XIV de Francia y Navarra para dejar claro que era el poseedor del Derecho Divino de gobernar y, por lo tanto, estaba por encima de toda ley.
Mas de 300 años después, surge un nuevo “Rey Sol” y un nuevo tipo de absolutismo regido por las Big-Tech o corporaciones tecnológicas que han consolidado un poder absoluto y nos están diciendo: “La Libertad de Expresión, soy yo”.
Los nuevos “Jinetes del Apocalipsis” (Jack Dorsey, Mark Zuckerberg, Jef Bezos, Sundar Pichai y Bill Gates) con una postura política progresista, tienen ya meses incrementando la censura, vetando noticias relacionadas con la corrupción de Obama y el Obama Gate (con algoritmos de inteligencia artificial y otras herramientas) y en especial, han invisibilizado la corrupción de Hunter Biden y Joe Biden, nuevo presidente de los Estados Unidos, cuya victoria en “buena lid” es cuestionada por millones de americanos y millones de ciudadanos del mundo.
Este tipo de “censura selectiva” en donde “El Cartel de Silicon Valley” silencia a todo aquel que no se ajusta a sus visiones políticas, abre una nueva era: la era de las tiranías de las Big-Tech.
Además de censurar al Presidente Donald Trump por “incitación a la violencia” en Twitter (como venezolana no puedo dejar de comparar como la narcotiranía de Nicolas Maduro encarcela y persigue disidentes con el mismo alegato), también han violado el derecho de libre expresión de todos los usuarios de Parler (20 millones de usuarios), de cientos de miles de usuarios de Twitter e incluso YouTube, ha cerrado la cuenta de Donald Trump por “potencial violencia”. Sin embargo, tiranos, organizaciones y regímenes totalitarios violentos y criminales de lesa humanidad como Nicolás Maduro, Daniel Ortega, el Ayatollah Ruhollah Khomeini, el representante del régimen Castrista Díaz Canel, y las FARC, son libres de usar las redes según el criterio de estos “suprapresidentes” del mundo.
La naturaleza arbitraria de estas suspensiones y prohibiciones significa que, para todos los efectos, estas empresas privadas pueden hacer lo que quieran, por capricho, y violando, por ejemplo, la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos, e incluso, el articulo 19 de la ONU sobre la libre expresión con el total silencio, por cierto, del Secretario de la ONU, António Guterres.
Los demócratas y su sociedad con las Big-Tech
La alianza del partido demócrata con las Big-Tech es el comienzo de la desaparición de las libertades en el país mas libre del mundo: Estados Unidos de América. El expresidente Ronald Reagan, se pronunció en una oportunidad alegando que: “hasta el día de hoy, Estados Unidos sigue siendo la alternativa permanente a la tiranía. Este es nuestro propósito en el mundo, nada más y nada menos”. Lamentablemente, hoy, ya Estados Unidos no surge como esa alternativa a las tiranías debido a una purga selectiva que se dirige aceleradamente a la implementación disimulada del “crédito social” aplicado en la China comunista en donde el régimen “mide el comportamiento social y la confiabilidad, y a partir de ello, reparte beneficios y castigos en el acceso a servicios”.
El nuevo Presidente Joe Biden, guarda un silencio cómplice que lamentablemente puede resultar en la instauración de la violencia y el caos ya que, el país no solo está totalmente dividido, sino que se está permitiendo y apoyando que las Big-Tech violen derechos porque los derechos que se violan son los derechos de aquellos que piensan diferentes a la nueva administración. De esta manera Biden muestra su primer rasgo, no será el Presidente de todos, sino que será como Hugo Chávez Frías, quien optó por usar la demonización del contrario para así instaurar un pensamiento único, implementar restricciones morales, aislando a los contrarios de sus derechos, criminalizando sus puntos de vista y polarizando a la sociedad con la ventaja de tener los medios de su lado creando continuamente realidades o “fake news” e invisibilizando totalmente a la disidencia.
En Venezuela, el castrochavismo ha encarcelado tuiteros, ha creado una “ley contra el odio” donde quienes disienten pueden enfrentar hasta 20 años de prisión, ha cerrado medios de comunicación icónicos como RCTV, periódicos, estaciones de radios. El narcorégimen ha creado “listas negras” en donde los ciudadanos que están en esas listas no son contratados por el Estado ni pueden optar por ningún beneficio como la miserable caja llamada CLAP, con la que arrodillan a los venezolanos por hambre, (siendo la otra opción de millones de venezolanos hurgar entre la basura para poder comer). Nicolas Maduro y sus acólitos han torturado periodistas luchadores como Jesús Medina Ezaine y también ha torturado líderes estudiantiles como Villca Fernández por su lucha valiente y frontal por la democracia y la libertad. Y aunque muchos venezolanos, sobre todo los que viven en Estados Unidos, no quieren ver hacia donde se dirige la nueva tiranía de los demócratas en sociedad con las Big-Tech, deben recordar que el narcorégimen comenzó con la censura, siguió con las expropiaciones de empresas y ahora se enfoca en impulsar la invasión de las viviendas de aquellos que se han ido del país. Ya para el 2013, la Venezuela de Chávez encabezaba la lista de los países más violentos del mundo, algo que puede repetirse en Estados Unidos y cualquier país en donde se imponga sin ninguna oposición, el totalitarismo de la élite de Silicon Valley.
Para concluir, quienes apoyan hoy las violaciones de derechos y los juicios exprés de quienes se creen los custodios de la verdad absoluta, deberían estar pensando en el momento en que estas corporaciones se vuelvan en contra de sus visiones, opiniones o intereses, ya sea por el beneficio personal de estas corporaciones, porque estas dejen de apoyar a quienes hoy se favorecen de estas medidas o porque simplemente lo decidan arbitrariamente ajustados a su antojo. El inminente peligro es que hoy, o quizás mañana, cualquiera puede ser víctima de redes como Twitter, que como bien dijo Tucker Carlson parece ser desde ahora “una nación independiente, con su propio Consejo de Seguridad. Una constelación interinstitucional de expertos en política exterior cuyo trabajo es gestionar los asuntos mundiales”.
Como manifestó el Diputado brasilero Eduardo Bolsonaro, “un mundo donde Maduro tiene redes sociales, pero Trump está suspendido, no puede ser normal”.
“Facebook y Twitter son ejemplos perfectos del Socialismo: los obtienes gratis, no tienes voz ni voto en cómo funciona. El tipo que lo dirige es rico. Controlan la información. No tienes privacidad, y si dices algo que no les gusta, te callan”.
Torben Mark Pedersen @torbenmarkp
Dayana Cristina Duzoglou
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