En los hogares más humildes había una televisión o una radio. Chávez, quien confesó en más de una oportunidad que entre sus sueños frustrados siempre estuvo ser animador de “Sábado Sensacional” -y no es sarcasmo- comprendía muy bien la dinámica del hombre de la radio y la televisión. Por eso, antes que cualquier otra decisión presidencial, una de sus primeras medidas en Miraflores fue lanzar su programa de radio y televisión “Aló, presidente”, un nombre que emulaba al recordado “Aló, RCTV”,
pero donde el premio mayor era lograr hablar con el difunto. Una tarea nada fácil, sobre todo si consideramos que las llamadas eran parte de la puesta en escena del talk show presidencial. Desde allí no solo Chávez hablaba de su infancia, sus amoríos de juventud y hasta sus problemas estomacales, sino que buscaba dictar la pauta informativa de los principales noticieros del país.
No todos le seguían el juego, algunos canales preferían abrir sus noticieros con los sucesos del fin de semana, en un país donde las cifras de mortalidad aumentaban cada vez más de manera alarmante. Ese era el caso de RCTV, cuya manera de jerarquizar las noticias le trajo problemas desde muy temprano con el régimen chavista. Chávez supo entonces que ni hablar siete horas los domingos por VTV y Radio Nacional, ni al abuso de las cadenas de radio y televisión, un instrumento que siempre fue utilizado de manera excepcional por todos los presidentes, eran suficientes. Era necesario ir más lejos, el objetivo pasaba entonces por buscar no solamente el control del mensaje, sino lograr su desaparición y que su lugar fuese remplazado por la consigna, la arenga, la incitación, el odio y el resentimiento.
Para ello cualquier método era válido. Comenzaron con las amenazas, le siguieron las agresiones a los periodistas, el cerco económico, hasta el cierre directo que se materializó entre 2007 y 2009 con el cierre de RCTV y las primeras radios independientes. Frente a la amenaza creíble que representaba la dictadura, una gran parte de los medios optaron por la autocensura, otros prefieren vender frente a jugosas ofertas de misteriosos grupos económicos que finalmente terminaron develándose.
Hoy la hegemonía comunicacional parece haberse quedado corta frente a un régimen cada vez más débil frente al poder de la verdad. El control absoluto de la radio y la televisión no basta, han ido por el internet y esta semana le ha tocado a VPI TV y varios medios digitales. Hoy la radio libre en Venezuela no existe, la televisión está desmantelada y son cada vez menos los venezolanos que tienen acceso a datos y a una conexión a internet decente. Se avanza hacia el silencio total, no la tendrán fácil, pero nunca los subestimemos, no de nuevo.
@BrianFincheltub