El buque “USCG Cutter Stone”, de la Guardia Costera de Estados Unidos, llegará en los próximos días a Uruguay dentro de una operación “para reforzar las alianzas regionales de seguridad marítima y combatir la pesca ilegal, no declarada y no regulada” en el Atlántico Sur.
Según la información del Departamento de Estado difundida por la embajada norteamericana en Uruguay, el barco emprendió un viaje rumbo a Guyana, Brasil, Uruguay y Argentina dentro de la denominada “Operación Southern Cross (Cruz del Sur)”, cuyo objetivo es reforzar “la cooperación multilateral para combatir la pesca ilegal, no declarada y no regulada” en la región.
El barco estadounidense “recalará en el Puerto de Montevideo para realizar tareas de reabastecimiento” y, por protocolos sanitarios establecidos por la pandemia, “ningún miembro de la tripulación podrá desembarcar y ningún uruguayo podrá subir a bordo del barco”, informó la oficina diplomática.
Según los datos oficiales, el buque “reforzará la cooperación marítima regional para combatir la pesca ilegal en aguas del Atlántico Sur”, pues este tipo de práctica -muy habitual en la zona limítrofe entre Brasil y Uruguay- “genera ventajas injustas para quienes la practican y dificulta o priva a los países de desarrollar una industria legítima”.
Las cifras facilitadas por el Departamento de Estado indican que el valor de la producción global de pesca de captura en 2018 fue superior a 151.000 millones de dólares y que la no regulada genera pérdidas de ingresos por decenas de miles de millones de dólares cada año.
La II Conferencia de Océanos, celebrada en noviembre pasado en Montevideo, puso de relieve que la capital uruguaya es considerada el segundo puerto pirata a nivel mundial, según los registros internacionales, que recogen que la mayoría de pescadores ilegales proceden de China, Corea del Sur, Indonesia o Taiwán.
En aquella ocasión, Rodrigo García, entonces director de la Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC) Oceanosanos y hoy director de Ambiente de la Intendencia (gobierno regional) de Rocha (sureste de Uruguay), indicó a Efe que se requiere de “un trabajo de inteligencia” para “cambiar el eje de este problema que es muy fuerte y difícil de controlar”.
También en entrevista con Efe el ministro de Ambiente, Adrián Peña, señaló en octubre pasado que es un asunto que “preocupa” a su cartera y que busca generar políticas conjuntas con Argentina y Brasil.
EFE.