Las autoridades rusas multiplicaron el viernes las advertencias y los procedimientos judiciales contra los partidarios de Alexéi Navalni, sometiendo a varios de ellos a arresto domiciliario a dos días de una nueva jornada de manifestaciones para exigir la liberación del opositor.
El hermano de Navalni, Oleg, fue puesto bajo arresto domiciliario, al igual que el coordinador del equipo del opositor en Moscú, Oleg Stepanov, o también Anastasia Vasilieva, al frente de un sindicato de médicos vinculado a él. Estas decisiones también les privan de acceso a Internet antes de las protestas del domingo.
La misma medida debería afectar a la figura creciente de la oposición, Liubov Sobol, o Maria Alekhina, miembro del grupo contestatario Pussy Riot.
La mayoría de ellos habían sido detenidos el miércoles por la noche, tras una serie de registros en un caso de “violación de las normas sanitarias” debido a la pandemia de coronavirus. Se les reprocha la organización de manifestaciones anteriores el sábado pasado.
El allanamiento también afectó al domicilio de la esposa de Navalni, Yulia, y a los locales de su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción.
Por su parte, el poderoso Comité de Investigación indicó el viernes que el brazo derecho del opositor, Léonid Volkov, residente en el extranjero, era buscado por acusaciones de “incitar a menores a participar en actividades ilegales”, debido a sus llamamientos a manifestarse.
Las manifestaciones del sábado pasado para pedir la liberación de Navalni, también reclamada por la Unión Europea y Estados Unidos, han reunido a decenas de miles de rusos y han desembocado en más de 4.000 detenciones y una veintena de asuntos penales que podrían acarrear graves penas de prisión.
El opositor enfrenta varios juicios abiertos desde su regreso a Rusia desde Alemania, donde se recuperó de un envenenamiento en agosto que atribuye al presidente Vladimir Putin y a los servicios de seguridad FSB.
AFP