La situación de miseria y pobreza en Venezuela está estrechamente relacionada y se “alimenta” por el daño ocasionado al sistema sanitario a causa de la destrucción de las instituciones garantes de esta necesidad humana; estas son: instituciones para los servicios de atención médica y clínica, instituciones autónomas o contraloras, reguladoras y científicas.
Por Abraham Sequeda | @abrahamsequeda
Las razones verdaderas por las que la salud en Venezuela ha llegado a niveles de catástrofe, además colocando a nuestro país como foco de infecciones en la región, pueden agruparse como sigue:
1) El resultado práctico de un país hipotecado, al tener una deuda total superior a 200.000 MM$;
2) La inoperatividad del Ministerio del Poder Popular para la Salud, ente rector en la materia, entre otros asuntos de igual importancia, al no publicar cifras, estadísticas y tendencias, desde el año 2015, que describan esta situación desde el punto de vista epidemiológico;
3) Previsibilidad que el propio ministerio no tendrá la capacidad de retornar a sus niveles basales, en el corto y mediano plazo, mucho menos mejorar o proyectarse a futuro;
4) Falta de políticas de salud del Estado, que le garanticen suministro de información, desde las unidades de atención primaria en salud, hasta el ente rector; así como una eficiente logística;
5) Desconocimiento o falta de reconocimiento de toda autoridad, respecto al marco legal en el área de medicamentos;
6) Deterioro y casi desaparición de los planes de prevención en enfermedades infecciosas y la deuda con el Fondo Rotatorio de la OMS;
7) Inexistencia de oficinas orientadas a servir de fuente científica, para atender las necesidades de información en salud;
8) Escaso capital humano capacitado, en el país, producto de la emigración como consecuencia del exterminio por parte del Estado criminal de toda posibilidad de sobrevivencia, así como la destrucción de las universidades;
9) Desestimación de esta área como prioritaria, para la recuperación de la sociedad venezolana y,
10) El irracional establecimiento de un sistema de salud paralelo e ineficaz llamado “Barrio Adentro”.
La propuesta entonces, para estabilizar al menos las condiciones de salud de la población, es el inicio de la construcción democrática, con la salida del poder de los jerarcas del régimen y la posibilidad de que la fuerza ciudadana y con iniciativas propias de la sociedad libre, abierta, el trabajo científico y de gerencia de recursos, reordenen toda la estructura sanitaria. Una actividad académica, que impulse la creación, mantenimiento, crecimiento e intercambio de información a escala nacional y el mundo a través de redes de conocimiento y apoyo, lo cual por supuesto implica al sector universitario y en general el sistema educativo. En toda esta dinámica, la activación de forma proactiva e innovadora de los gremios farmacéuticos y médicos, los cuales no pueden permitir la humillación o las abominaciones y chantajes del régimen ni estar amparados en falsas expectativas y dilemas.