Si bien detrás de Jeffrey Epstein hay una larga lista de víctimas que aún deben que ser indemnizadas, la mayor parte de su fortuna terminó en las arcas del estado. En el último año, del patrimonio del pedófilo, unos 190 millones de dólares acabaron en el departamento del tesoro de los Estados Unidos como pago retrasado de impuestos.
Por Infobae
El principal patrimonio de Epstein está basado en las Islas Vírgenes estadounidenses, y por ende paga impuestos en los Estados Unidos pero con enormes beneficios aportados por vivir en las islas (una suerte de paraíso fiscal). Un reporte de 20 páginas presentado por los abogados que controlan la fortuna dejada por el financista, indica que en los últimos meses de 2020 se realizaron dos pagos de 95 millones de dólares al fisco.
Además de sus negocios financieros, Epstein tenía importantes propiedades. El año pasado, con Epstein ya muerto, se vendió una propiedad que había adquirido en 2008 por 10,6 millones de dólares a una compañía basada en California. Parte de los impuestos pagados tienen que ver con esta millonaria transacción.
Según la actual ley impositiva de los Estados Unidos (que Joe Biden prometió en campaña cambiar), existe una exención para los primeros 11,2 millones de dólares en fortuna acumulada. A partir de allí, el siguiente millón de dólares paga 345 mil dólares en impuestos. El resto del dinero paga un promedio de 40 por ciento de impuestos. La fortuna de Epstein ha ido incrementándose desde su muerte, a raíz de las ventas, aumentando lógicamente el pago de impuestos.
Bastante lejos de la suma destinada al departamento del Tesoro, hasta el momento Epstein -post-mortem- ha pagado cerca de 50 millones de dólares al Fondo de Compensación de Víctimas de Epstein, una organización que agrupa a al menos 100 mujeres que han denunciado al financista por abuso sexual, violación y pedofilia. Por secreto de corte se desconoce cualquier acuerdo particular, o el monto recibido por cualquiera de estas mujeres en particular.
El nombre de Jeffrey Epstein ha vuelto a generar titulares esta semana, no sólo por conocerse el monto pagado en impuestos, sino por las particulares declaraciones relacionadas a su muerte hechas por uno de los flamantes abogados de Donald Trump en el juicio político que le lleva adelante el senador David Schoen.
Schoen, quien fue designado como su abogado principal junto a Bruce Castor el pasado domingo, era el abogado designado para su defensa por Jeffrey Epstein. Después del suicidio de Epstein, Schoen salió a negarlo. El abogado, que había visto a Epstein nueve días antes de su muerte, declaró que estaba “animado y energizado”, y que descreía de la teoría del suicidio. Si bien el informe forense indicaba que estaban confiados en que la causa de la muerte había sido un suicidio (así como el FBI y el departamento de justicia), Schoen ha sido solo una de las voces más fuertes en indicar que tenían dudas acerca de lo ocurrido en prisión.
El día de la muerte de Epstein, dos cámaras de seguridad que apuntaban a su celda estaban desconectadas, con lo cual no hay un reporte visual acerca de lo ocurrido.
Con la designación de Schoen al frente del equipo de defensa del ex presidente Donald Trump, se revivieron sus pasadas declaraciones, volviendo a poner a Epstein en el centro de las noticias.