La xenofobia es una actitud que implica rechazo a un grupo de personas por considerarse ajenas a la sociedad en la cual se instalan. Una actitud que genera enormes problemas sociales que reflejan a su vez debilidades del Estado como órgano regulador de las relaciones entre sus integrantes sociales y la sociedad misma que actúa de manera contraria a los principios más elementales de respeto y solidaridad.
En la Declaración de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia celebrada en Durban (Sudáfrica) del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001, se precisó que “la xenofobia contra los no nacionales, en particular los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo, constituye una de las principales fuentes del racismo contemporáneo, y que las violaciones de los derechos humanos cometidas contra los miembros de esos grupos se producen ampliamente en el contexto de prácticas discriminatorias, xenófobas y racistas.”
Los venezolanos se han visto forzados a huir de la violencia, de la miseria y de la persecución, y en consecuencia buscan refugio en otros países, como hicieron muchas veces otros grupos nacionales en situaciones similares que fueron a Venezuela a solicitar protección y a encontrar una vida digna y segura.
La xenofobia es pues uno de los grandes retos de la sociedad contemporánea, de políticos, dirigentes, en fin, de la sociedad en términos generales; y no solamente en América, nuestra región, en la que no solo venezolanos, sino suramericanos y centroamericanos huyen de sus países para lograr un mejor futuro y el de sus familiares. Hoy hay más de 250 millones de personas han debido dejar sus países atrás, lo que sin lugar a dudas genera problemas políticos, sociales, económicos e incluso culturales a las poblaciones que se desplazan y a las sociedades de acogida y por supuesto a las autoridades de los países receptores. No menos afectadas las sociedades de origen que pierden su capital humano y que ven afectadas por esa separación forzosa, a la familia como unidad social esencial de la sociedad misma.
Es un reto para los gobiernos el manejo de este tema. Rechazar la inmigración, condenarla, generar discriminación, descalificarla es inadmisible. Los gobiernos deben aceptarla, ayudarla, siempre solidariamente, para que esas personas vivan en dignidad y para que además lejos de constituirse en carga, puedan integrarse debidamente a esa sociedad que los acoge, con sus experiencias, sus esfuerzos y sus valores.
Las posturas oficiales tienen importancia política. Sostener a los migrantes es un deber que no siempre es bien visto, más por las sociedades que no entienden esa realidad. Las autoridades deben encontrar a través de la educación y el respeto el apoyo necesario a sus programas y estrategias que buscan proteger a aquellos que en un momento se ven forzados a abandonar sus países de origen.
El problema no es solamente político, es un problema social, es un problema de educación. Las sociedades de acogida deberían recibir a las poblaciones migrantes con base al principio de la solidaridad que hoy más que nunca debe unir a los pueblos del mundo, cuando constatamos con enorme preocupación que ningún Estado, ninguna sociedad, ninguna entidad puede enfrentar sola los enormes retos y amenazas globales que ponen en peligro la existencia misma de la humanidad.
Es importante en estos momentos hacer alianzas entre organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales para elaborar planes y programas que permitan hacer frente a la xenofobia como un mal que destruye a la sociedad, un mal que genera discriminación, odio y violencia. Las autoridades, la sociedad civil organizada, las empresas, los distintos actores deben encontrar fórmulas para llevar a cabo de manera solidaria campañas de concientización para detener y erradicar de una vez por todas tan aberrante práctica.
La educación y más allá, la formación cívica, deben hoy centrar la acción de los gobiernos ante los desplazamientos humanos masivos que generan tanto dolor en el mundo.
@CarmonaBorjas