La huída del país se calcula en millones de personas y es considerada como la mayor migración que se ha registrado en lo que va de siglo XXI, la mayoría con lágrimas en los ojos se despiden y se han despedido de sus familias y no tienen fecha de retorno. La tragedia venezolana porque no se le puede llamar de otra manera, empieza a tener responsables morales en la oposición, porque los intentos, las estrategias, el relato que han desarrollado para desalojar a Maduro no han logrado el objetivo por distintas razones, generando una pérdida importante de confianza que se traduce en falta de credibilidad, que nos coloca en una situación comprometida de cara a cualquier decisión que se tome de participación electoral este año. Las opiniones al respecto están divididas, hay un sector del llamado G4 que está dispuesto a participar si se dan medianamente condiciones y otro que no ve posible participar porque hay que sacar primero a Maduro del poder para asegurar unas elecciones totalmente libres.
Ese dilema de participación electoral con Maduro y sin Maduro favorece al régimen, pues nos muestra desunidos y como dice la conseja popular que en la unión está la fuerza, la percepción que queda en el campo de batalla, muestra a un Maduro fuerte porque las fisuras internas del chavismo madurismo, no han hecho llegar la sangre al río por ahora. En el otro lado, una oposición con varios líderes que no terminan de ponerse de acuerdo, son percibidos como débiles si cada uno decide por su cuenta qué hacer.
Yo no tengo una bola de cristal para adivinar si el liderazgo político opositor se va a unificar para presentar batalla en las elecciones regionales de mitad de año convocadas por la oficina electoral del régimen, o para una estrategia distinta que no sé cuál podría ser, lo que sí puedo asegurar con toda convicción, es que si no nos ponemos de acuerdo en la manera de enfrentar las trampas y mentiras del adversario, crecerá la desconfianza y la anti política en la mayoría descontenta, con el peligro que estas son enfermedades tan contagiosas y peligrosas como el Covid 19 y el Ébola, para las sociedades que luchan por la recuperación de la democracia en condiciones adversas como Venezuela.