Científicos estadounidenses lograron clonar a un animal estadounidense en peligro de extinción: un hurón de patas negras.
Por Infobae
Los genes del animal se tomaron de un ejemplar que murió hace más de treinta años. A la especie clonada decidieron llamarle Elizabeth Ann, quien nació desde el pasado 10 de diciembre, aunque se decidió dar la noticia apenas este jueves.
El ejemplar nació y se está criando en una instalación de cría de hurones de patas negras, del Servicio de Pesca y Vida Silvestre en Fort Collins, Colorado. Es una copia genética de un hurón que murió en 1988, llamado Willa, y cuyos restos fueron sometidos a congelamiento.
La clonación de esta especia, puede traer a la vida de nuevo a especies extintas, como la paloma migratoria. En lo mientras, la técnica promete ayudar a especies en peligro de extinción, como el caballo salvaje mongol, que también fue clonado y nació en una instalación de Texas, el verano pasado.
Ben Novak, científico principal de Revive & Restore, una organización de conservación sin fines de lucro centrada en la biotecnología que coordinó las clonaciones del hurón y el caballo, mencionó que “la biotecnología y los datos genómicos realmente pueden marcar la diferencia en el terreno con los esfuerzos de conservación”.
Los hurones de patas negras, son un tipo de comadreja que se reconocen por tener manchas oscuras en los ojos. Son animales nocturnos y se alimentan exclusivamente de perrritos de la pradera.
Los hurones de patas negras, se pensaban extintos. Esto debido a la pérdida de hábitat, ya que ganaderos de las regiones que habitaban, envenenaban y asesinaban a las colonias de perritos de las praderas, porque estos hacían que los pastizales fueran menos aptos para el ganado, hasta que, en 1981, un perro del rancho llamado Shep trajo uno muerto a su casa en Wyoming, Estados Unidos.
Científicos han reunido a la población restante para un programa de cría en cautiverio, el cual, desde la década de los 90, ha liberado miles de hurones en docenas de sitios en el oeste de Estados Unidos, Canadá y México.
Todos los hurones introducidos hasta ahora, son descendientes de solo siete animales estrechamente relacionados, una similitud genética que hace que los hurones de hoy en día sean susceptibles a parásitos intestinales y diversas enfermedades como la peste selvática.
Willa también pudo haber transmitido sus genes de manera normal, pero un varón llamado Cody, “no hizo su trabajo”, y su linaje se extinguió.
El Departamento de Caza y Pesca de Wyoming envió los tejidos de Willa a un Zoológico congelado cuando murió, administrado por San Diego Zoo Global, el cual mantiene células de más de 1,100 especies y subespecies en todo el mundo.
Los científicos, eventualmente, pueden modificar esos genes para ayudar a los animales clonados a sobrevivir.
Logran clonar embriones de cebra
Apenas el año pasado, en Argentina, investigadores y becarios del CONICET, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), lograron clonar por primera vez embriones de cebra.
El proyecto fue dirigido por Andrés Gambini, investigador del CONICET en el Departamento de Producción Animal de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
Dichos hallazgos fueron publicados por la revista científica Plos One, y revelaron que esto serviría para avanzar en la preservación de material genético de la cebra y de otras especies en peligro de extinción.
Los ensayos fueron realizados en el Laboratorio de Biotecnología Animal de la FAUBA, dirigido por el investigador del CONICET Daniel Salamone, quien también formó parte del trabajo junto a los becarios doctorales Olinda Briski, María Belén Rodríguez y Matteo Duque.
Las células del ejemplar macho de cebra que se usaron para el experimento fueron provistas por la Fundación Temaikén en 2014. Con estas pocas células, tomadas de un pequeño pedazo de piel del animal, los investigadores hicieron un cultivo celular in vitro, al que luego pusieron criopreservar en nitrógeno líquido. En el caso de los óvulos de yegua para realizar los ensayos, los obtuvieron gracias a Ana Flores Bragulat, becaria doctoral del CONICET en el Departamento de Producción Animal de la Facultad de Agronomía Veterinarias de la UNRC, a su director de tesis, Luis Losinno, y a la ayuda de un frigorífico equino de la provincia de Córdoba, en Argentina.