Hoy en día parece increíble, pero hubo una época en la que la lobotomía fue celebrada como una cura milagrosa, descrita por médicos y medios de comunicación como “más fácil que curar un dolor de muelas”.
Por: BBC
Solo en Reino Unido se realizaron más de 20.000 lobotomías entre principios de la década de 1940 y finales de la de 1970.
Por lo general se practicaban en pacientes con esquizofrenia, depresión grave o trastorno obsesivo compulsivo (TOC), pero también, en algunos casos, en personas con dificultades de aprendizaje o problemas para controlar la agresión.
Si bien una minoría de personas experimentó una mejora en sus síntomas después de la lobotomía, algunas quedaron atontadas, incapaces de comunicarse, caminar o alimentarse por sí mismas.
Pero la profesión médica tardó años en darse cuenta de que los efectos negativos superaban los beneficios y ver que los medicamentos desarrollados en la década de 1950 eran más eficaces y mucho más seguros.
Los escritores y directores de cine no han sido amables con los médicos que practicaron las lobotomías.
Películas y series como Suddenly, last summer, One Flew Over the Cuckoo’s Nest (“Atrapado sin salida”) y Ratched (la serie de Netflix inspirada en esta última película) retratan a cirujanos sádicos que se aprovechan de los vulnerables y dejan pacientes de mirada muerta a su paso.
La verdad, sin embargo, es mucho más compleja.
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