El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos sobre la covid, criticó este viernes las medidas de distanciamiento social que volvieron a imponer los Gobiernos regionales para hacer frente a la pandemia, pese al agravamiento de la misma en el país.
“El pueblo ya no consigue quedarse en casa. El pueblo quiere trabajar. Esos que cierran todo y destruyen empleos están en contravía de lo que el pueblo quiere”, afirmó el líder ultraderechista en declaraciones que concedió en una ceremonia de inauguración de un trecho de una carretera en el estado de Ceará.
El jefe de Estado rechazó el distanciamiento social en momentos en que cada vez más Gobiernos regionales y municipales adoptan nuevas y más severas medidas, como toques de queda nocturnos y confinamientos, para evitar aglomeraciones y un colapso hospitalario.
Las medidas fueron adoptadas en los primeros meses de la pandemia y comenzaron a ser flexibilizadas en junio, pero el salto en el número de muertes y contagios por covid en todo Brasil está llevando a los Gobiernos regionales y municipales a reinstaurarlas.
En los estados de Paraná, Santa Catarina y Bahía comenzará a regir en la noche de este viernes un confinamiento total para impedir un colapso hospitalario ya que las tasas de ocupación de camas en unidades de cuidados intensivos ya superan el 90 %.
Y la gobernación de Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil, anunció este viernes que la cuarentena en su capital y otras cinco importantes regiones volverá al nivel naranja, uno de los más restrictivos y que prevé el cierre de los bares y prohíbe el funcionamiento nocturno de restaurantes.
Otros estados, como Amazonas, Mato Grosso, Piauí y el propio Sao Paulo, impusieron toques de queda nocturnos en los últimos días.
Según las autoridades sanitarias, la situación ha empeorado en prácticamente todas las regiones del país y al menos 8 de los 27 estados brasileños están al borde de un colapso hospitalario.
MÁS DE 250.000 FALLECIMIENTOS EN EL PAÍS
Brasil, uno de los países más castigados por la crisis sanitaria en el mundo y que acumula unas 252.000 muertes y 10,4 millones de contagios cuando completa este viernes el primer año de haber registrado el primer caso de la enfermedad, enfrenta actualmente una segunda ola de la pandemia más virulenta y mortal que la primera.
Tan solo el jueves fueron registradas 1.541 nuevas muertes por covid, la segunda mayor cifra diaria, lo que hizo superar la cifra de 250.000 fallecimientos y confirmó a Brasil como el segundo país con más defunciones por la pandemia después de Estados Unidos.
Pese al agravamiento, Bolsonaro criticó las medidas contra el distanciamiento social un día después de haber puesto en duda la eficacia del uso de mascarillas para evitar el contagio del virus.
El gobernante citó un supuesto estudio alemán, sin rigor científico y que se limita a un sondeo con amplia participación de negacionistas, para argumentar que las mascarillas no son eficaces para detener la propagación del virus.
El presidente, sin mascarilla ni ninguna medida preventiva, provocó una aglomeración en la ceremonia en la que participó este viernes en Ceará y dijo que sentía una gran satisfacción por estar en el medio de la población.
“A los políticos que me critican les sugiero que hagan lo mismo. Tengo un gran placer de estar en medio del pueblo y poder decirle a esos políticos y jefes de Ejecutivo (de gobiernos regionales) lo que más escuché que me dijeron aquí: ‘presidente, queremos trabajar'”, afirmó al insistir en que las medidas de distanciamiento provocan el quiebre de las empresas y el aumento del desempleo.
Bolsonaro atribuye a las medidas de distanciamiento social la subida del desempleo hasta el récord del 13,5 % en promedio el año pasado y la histórica retracción económica sufrida por el país, que, según las últimas proyecciones, fue del 4,5 %.
EFE