El primer ministro francés, Jean Castex, dio este sábado la consigna de reforzar los controles para que se cumplan estrictamente las restricciones en vigor para contener el coronavirus y poder evitar así tener que llegar al que sería el tercer confinamiento domiciliario de escala nacional.
Este fue el mensaje de Castex, según su gabinete, en un encuentro por vídeoconferencia con los prefectos (delegados del Gobierno) de los 20 departamentos que se encuentran desde el jueves en «vigilancia reforzada» por su elevada tasa de incidencia, superior a 250 casos por cada 100.000 habitantes en una semana.
En esos 20 departamentos, entre los que se encuentran los de la región de París y los de otras grandes ciudades como Marsella, Niza, Lille o Tolón, y que suponen en torno al 40 % de la población del país, si la situación empeora en los próximos días se endurecerá caso por caso el dispositivo, en particular con un confinamiento domiciliario durante el fin de semana.
Ese confinamiento domiciliario está ya en vigor durante este fin de semana en las ciudades de Niza y Dunkerque, así como en sus áreas de influencia.
El primer ministro reclamó a los prefectos la aplicación de acciones «con carácter inmediato» como la optimización de la campaña de vacunación, la extensión de los test con muestras de saliva en los centros escolares y el respeto por las empresas de la regla de recurrir al teletrabajo allí donde sea posible.
En su cuenta de Twitter, Castex hizo hincapié en que el objetivo final es no tener que llegar a un nuevo confinamiento de carácter general, en un mensaje que contenía una crítica implícita contra la alcaldía de París dirigida por la socialista Anne Hidalgo.
«La cuestión -escribió- no es estar por o contra el confinamiento, sino hacer todo lo posible para evitarlo».
Replicaba así a la petición lanzada el jueves por el adjunto de Hidalgo, Emmanuel Grégoire, para que la capital el gobierno decretara un confinamiento durante tres semanas para la capital, como la forma de reducir los contagios rápidamente en lugar de mantener las fuertes restricciones que están en vigor desde finales de octubre.
Tras el segundo confinamiento domiciliario que se prolongó desde entonces hasta mediados de diciembre, la vida social en Francia se mantiene extremadamente limitada: siguen cerrados los bares, cafés, restaurantes, cines, teatros, salas de espectáculos, museos, gimnasios o estadios y no hay ninguna fecha de reapertura en el horizonte.
Además, en todo el territorio francés hay un toque de queda entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana todos los días.
Los contagios están aumentando desde hace una semana, de forma que se ha invertido la tendencia a la baja que se había iniciado desde comienzos de febrero. El jueves y el viernes el número de casos diarios superó el listón de los 25.000, después del pico del miércoles de 31.519, la mayor cifra desde noviembre.
EFE