La prohibición y persecución impulsó el efecto viral y millones comenzaron a tararear “no gritemos “patria o muerte”, sino” “Patria y Vida”, ante la furia de Díaz Canel, el títere castrista que tanto parecido tiene con el impostor de los cubanos en Venezuela.
Sabe el régimen que no son solo los artistas que se arriesgaron, por debajo de esas aguas, viene una ola, o mejor, un tsunami, que en algún momento se llevará por delante tanta injusticia del submundo comunista.
El pánico rojo utilizó todos sus medios y sofisticadas herramientas represivas, para callar los tonos que proponen una nueva sociedad ante tanta pobreza, persecución y miseria.
Todo el aparato del Estado se lanzó en tromba-reflejo del miedo hasta los huesos de los opresores-que niegan alimentos, viviendas, salud y empujan a sus habitantes al exilio. “Ustedes están sobrando… ya se van bajando”.
La historia musical latinoamericana, se enriquece con estos artistas, que, perseguidos en su patria, han dejado profunda huella en el mundo: Celia Cruz, Olga Guillot, Gloria Stefan y tantos como Arturo Sandoval, Jon Secada, vetados en su país, pero que han florecido en el planeta.
La valentía de los raperos Maykel Osorbo y el Funky despertó las ansias de cambio del pueblo.
Sin contar con los avances técnicos, – que allí no existen, sino solo para la nomenclatura-, bajo unos telones oscuro hicieron el video que salió a la luz el 16 de febrero, logrando millones de visualizaciones y donde aparecen también los representantes del movimiento “San Isidro”, artistas e intelectuales, reprimidos cruelmente por la tiranía.
El título de la canción “Patria y Vida”, ya es consigna en la Isla y en el mundo entero, convirtiéndose en una bandera que deja al descubierto como este régimen ha estropeado la libertad durante décadas.
Los Castros, no conformes, acabaron con su país y se apropiaron de Venezuela, dejando a su paso ruina y desolación.
Con los músicos y el pueblo cubano debemos cantar:
“Patria y Vida”. ¡También en Venezuela!