Christo Grozev, el investigador de la plataforma Bellingcat que desveló la supuesta implicación de la inteligencia rusa en el envenenamiento del opositor Alexéi Navalny, sitúa detrás de la injerencia rusa en 2017 en Cataluña a Yevgeny Prigozhin, un oligarca apodado “El Chef de Putin”.
“Tenemos evidencias de que en el tema de Cataluña hubo interferencias por parte de Yevgeny Prigozhin, un oligarca privado, y del GRU (la inteligencia militar rusa)”, explica Grozev en una entrevista con Efe en Viena.
“Sabemos que representantes de ambos, de Prigozhin y de la inteligencia militar, viajaron a Cataluña antes del referéndum. Lo que hicieron allí no lo sabemos. Pero por las estadísticas y otros datos podemos concluir que ese fue el motivo”, agrega.
Un juez de la Audiencia Nacional española investiga la actividad en Cataluña de supuestos miembros de la Unidad 29155 del GRU, a la que se vincula con maniobras de desestabilización en Europa, en fechas previas al referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Las investigaciones de Grozev no solo identificaron a los supuestos responsables del envenenamiento de Navalny, sino también a los agentes rusos sospechosos de intentar asesinar con el químico novichok a Serguéi Skripal y su hija Yulia en Reino Unido en 2018.
Esta última investigación le valió el European Press Prize Investigative Reporting Award. Sus indagaciones también llevaron a identificar a militares rusos vinculados supuestamente con el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en 2014 en el este de Ucrania, y que causó casi 300 muertos.
SANCIONADO POR EEUU Y LA UE
Prigozhin es apodado “El Chef de Putin” debido a su proximidad con el presidente ruso, Vladimir Putin, y sus inicios en el negocio de la restauración.
Según una investigación de Navalny en 2017, ese empresario habría logrado contratos estatales por valor de al menos 2.500 millones de euros, entre ellos, uno para distribuir comida al Ejército ruso.
EEUU sancionó a este oligarca por su papel en la campaña de interferencias y desinformación, especialmente contra Hillary Clinton, en las elecciones presidenciales de 2016, de las que salió vencedor el republicano Donald Trump.
El pasado octubre la Unión Europea (UE) también sancionó a Prigozhin por vulnerar el embargo de armas decretado por la ONU sobre Libia.
El millonario próximo al Kremlin es el fundador de la empresa militar Wagner, que tiene desplegados mercenarios en Libia en apoyo del mariscal Jalifa Hafter, el principal adversario del Gobierno sostenido por la ONU en Trípoli.
FAVORES DEL KREMLIN
Según Grozev, Prigozhin es uno de los oligarcas que han invertido sus fondos en operaciones para beneficiar al Kremlin a cambio de favores económicos y políticos. Por esos favores compiten tanto magnates privados como organizaciones estatales.
“El error de interpretación en Occidente es creer que (en las interferencias) existe una estrategia centralizada. No la hay. Diferentes entidades compiten entre sí para ofrecer resultados al Kremlin y obtener beneficios a cambio. Y estas entidades pueden ser privadas o estatales”, explica.
Grozev indica que en los últimos años, gracias a cientos de mails filtrados de oficiales del GRU (la inteligencia militar) y del FSB (sucesor del KGB), así como de oligarcas, han podido analizar cómo competían entre ellos en sus “esfuerzos de desestabilización”.
“Esos planes eran independientes unos de otros y en algunos casos incluso competían entre sí. ‘Hagámoslo mejor que el FSB, hagámoslo mejor que el Gobierno”, expone sobre esa rivalidad.
Estas estrategias, al no estar coordinadas y ser autónomas unas de otras también ofrecen distintos resultados, hay algunas muy profesionales y otras de menor nivel.
La primera intervención de los oligarcas en el exterior, según Grozev, fue en 2014 en Ucrania y el Kremlin vio pronto las oportunidades que se le abrían para actuar sin implicarse directamente.
Los oligarcas tienen manos libres en el exterior, pero en el caso de que crucen determinadas líneas rojas, como interferir de forma evidente en países que son socios importantes de Rusia, se les para los pies y se les pide que actúen en otros lugares, explica Grozev.
DISRUPCIÓN EN OCCIDENTE…
El investigador explica que no existe una estrategia de fondo en las campañas de desinformación rusas y que se trata de generar desorden y una sensación de caos en Occidente con el objetivo de destacar, por oposición, la estabilidad de la Rusia de Putin.
“Creo que el mensaje general de todos estos actores es: creemos disrupción, eso es todo”, afirma.
“No importa la estrategia porque no hay estrategia. La única estrategia es la disrupción. Pasó lo mismo con Trump, no hubo un plan de fondo para hacer de EEUU un país más amigable con Rusia. El objetivo era debilitarlo. Eso es todo“, expone.
Y la misma lógica estuvo detrás de la injerencia en Cataluña, generar desorden para debilitar a la Unión Europea (UE).
“¿Dónde hay focos de separatismo? ¿En Cataluña? Pues Vayamos allí. No es lo que se pueda conseguir de forma práctica sino la oportunidad de disrupción”, sostiene.
El objetivo: tratar de desprestigiar a la UE y el sistema democrático, mientras se destacan las virtudes de la estabilidad en Rusia, subraya el investigador.
…Y CONCESIONES EN ÁFRICA
Pero otras intervenciones en el exterior por parte de Prigozhin no solo estaban destinadas a obtener favores del Kremlin sino concesiones en países africanos con materias primas como oro y diamantes, explica Grozev.
Prigozhin impulsó el retorno de Rusia a África, una estrategia después respaldada por el Kremlin, y los mercenarios de la empresa Wagner y sus asesores se encuentran ya en varios países del continente ofreciendo sus servicios, desde la República Centroafricana a Madagascar.
A cambio de esas ayudas, que también se extienden a candidatos presidenciales en otros estados, Prigozhin habría conseguido concesiones millonarias en materias primas, lo que le ha dado más poder y dinero del que imaginaba.
EFE