El poder de las denominadas low kicks o patadas bajas en las peleas de Mixed Martial Arts son demoledoras si son bien ejecutadas pero su daño es poco perceptible a menos que haya una clara fractura. Durante el evento Urban Fight Night 24 celebrado en Sydney el último fin de semana, la técnica volvió a reafirmar su poder con una imagen no apta para impresionables.
Con el título regional de pesados en juego, Dean Maxwell enfrentó a Rayment Randall. Este último arrancó mejor la pelea con una postura agresiva y a los 20 segundos transcurrido de la misma, infiltró una low kick que al principio no pareció haber tenido efecto. Pero cuando su rival buscó apoyar la pierna y descargar peso en ella, se dio cuenta que algo se había roto: automáticamente cayó al suelo a los gritos por el dolor.
Justamente Randall es apodado ‘The Limb Reaper’ o el ‘segador de extremidades’ por su habilidad en realizar sumisiones en los brazos o piernas del oponente sumado a la habilidad y la potencia que tiene a la hora de pegar con el pie.
Para fortuna de Maxwell, el campeón no buscó seguir conectando golpes sino que intentó ayudarlo luego de generar semejante lesión en su pierna derecha. Según informó el personal médico de la MMA, existió una fractura de tibia que requerirá una intervención quirúrgica sumado a que el luchador australiano no podrá caminar por los próximos tres meses.
Las patadas bajas son un clásico en el arsenal de cualquier participante de las luchas dentro del octágono tanto en MMA como en Ultimate Fighting Championship. Aunque normalmente se usan para debilitar las piernas del oponente o para medir la distancia en la que se encuentra el rival, si son utilizadas en el momento indicado pueden realizar estragos como por ejemplo, Dustin Poirier utilizó constantemente esa técnica frente a Connor McGreggor cuando el irlandés sufrió la primera derrota de su carrera profesional.
Otro recordado caso es el de Anderson Silva, a fines de 2013. Corría el segundo round de la pelea por el título de los pesos medios de la UFC cuando el brasileño se quebró la tibia tras pegar una patada a Chris Weidman aunque, asombrosamente, pareció no darse cuenta hasta que quiso apoyar el pie en el piso del octágono. Una situación muy parecida a la de Dean Maxwell. El legendario luchador se operó y realizó una recuperación de un año para volver a estar sobre el octágono.