Mientras recibe la andanada internacional, el régimen chapalea en contrario, buscando imponer sus fichas en las regiones, de nuevo. De hecho, Maduro ayer mismo mencionó parte de los rivales que desea para combatir contra los suyos, entre ellos David Uzcátegui y Carlos Ocariz, quienes ya circulan hace tiempo en giras por Miranda, cazando incautos.
La habilidad asesorada de quienes detentan el poder fija la disyuntiva entre la simulación de elección y el vacío electoral y de representación, con la única finalidad de agarrar para sí estados y municipios (ya el propio Maduro ha señalado que desea unas “megaelecciones”, sin prurito legal o constitucional alguno). Así, (des) coloca nuevamente a la oposición, ya que dentro de esta última algunos (más) pujan con ganas para obtener puestecitos donde sea. La supuesta oposición. Olviden la retórica manida y vergonzante de que andan apostando al giro político en el sistema de gobierno en el país. Quieren lo que sea y pronto.
En ese sentido, empeoran las circunstancias internas. El régimen del terror tiene previsto maquillar de nuevo el Consejo Nacional Electoral. Tal vez le cambié el nombre, como acostumbra, para dar idea de renovación; tal vez cambie de siguices en el manejo de datos sin control que no sea el “oficial”, para que la apariencia sea la de una eleccion verdadera, democrática y firme, como piden los partidos y ciudadanos que sí quieren una resolución definitiva de la situación.
El factor internacional resultará clave, nuevamente. El endurecimiento de las posiciones de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y los países democráticos de Latinoamérica, constituye un elemento de singular importancia a la hora de las cuadraturas y de las posiciones que se asumirán en el tablero. Finalmente, de ello dependerá la amplitud y el reconocimiento interno/externo de unos posibles comicios que desde ya lucen bastante empañados.
La idea de un bloque unido de salpicados de demócratas no termina de calar, mientras las condiciones sean tan similares a las del 6 de diciembre pasado. ¿Qué ha mejorado para no volver a sabotearlos con la abstención, como tan efectivamente resultó el pasado año? Nada positivo. Queda ell hecho de que hay más elementos y personalidades dispuestas a “negociar” alguito. La disyuntiva peligrosa puede acarrear que quienes desde afuera apoyan una solución democrática y el retiro del despotismo del poder tiren sus toallas y abandonen su interés por nuestra aguda problemática. Por lo pronto, se debe incrementar la presión foránea e interna. Si no, la disyuntiva esta vez favorecerá al régimen que busca aupar desesperado a quienes puedan intervenir en su folklórico convite con finales cantados desde el inicio. Se torna más compleja la situación. Pero afuera no tolerarán, según se muestran las acciones, más desafueros hacia la continuidad. A menos que sean extraordinarias jugadas preservativas, de embaucadores sorpresivos. La disyuntiva está planteada. El final, aunqué próximo, puede ser todavía inesperado.
Continuará…