Hasta el Ministerio Público chavista sospechó del comerciante colombiano y de su socio, Álvaro Pulido. Mucho antes de ser detenido en Cabo Verde a solicitud de los Estados Unidos, Saab también estuvo en la mira de los investigadores venezolanos. Su oficina en Caracas fue allanada en 2016 por funcionarios del Cicpc. Para entonces se habían acumulado denuncias en su contra, con posibles irregularidades en negocios con los Abastos Bicentenario y en la importación de suministros desde Ecuador. Pero a la postre nada evitó que se transformara en el principal contratista de Nicolás Maduro, quien lo designó como su enviado personal.
Por ROBERTO DENIZ / armando.info
El miércoles 9 de marzo de 2016, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc, cuerpo auxiliar a la fiscalía) llegaron al cuarto piso del Centro Empresarial Galipán, al comienzo de la avenida Francisco de Miranda, en el este de Caracas. Se trataba de una operación para allanar las oficinas de los empresarios Alex Saab y Álvaro Pulido Vargas, entonces no tan conocidos por la opinión pública y de quienes quizás los propios detectives ignoraban sus conexiones con el alto gobierno.
Además de esa cuarta planta, las oficinas de Saab y Pulido también ocupaban los pisos sexto y décimo del complejo, todo a nombre del Fondo Global de Construcción (FGC), la compañía con la que iniciaron hace casi una década su millonario historial de contrataciones con el chavismo. Pero los policías no indagaban sobre esa empresa. Pidieron, en cambio, información sobre algunas compañías proveedoras de la estatal Abastos Bicentenario. En efecto, investigaban desde 2014 las denuncias por supuestos ilícitos en el proceso de compras de la red oficial de supermercados que nació en 2010 con la expropiación de los activos del Grupo Casino, bajo el gobierno de Hugo Chávez, y que, irónicamente, con Nicolás Maduro volvería a quedar privatizada en manos de un grupo de allegados de Saab y Pulido.
Con esa diligencia policial afloró a la luz del día la investigación identificada bajo el expediente #K14025400351. Los funcionarios de la fiscalía y de la policía científica habían actuado hasta entonces con sigilo y bajo la presunción, errada, de que tenían independencia para llevarla a cabo; poco después tendrían que engavetarla. Pero la pesquisa dejó un legajo de testimonios y registros de actuaciones que hoy dan fe de las sospechas que Alex Saab levantaba entre los investigadores venezolanos, mucho antes de que Maduro le concediera el carácter pretendido de embajador y enviado especial y, por supuesto, todavía antes de que el comerciante colombiano quedara bajo arresto en Cabo Verde, donde aguarda su posible extradición a Estados Unidos.
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