Los Óscars o Premios Oscar son los más populares y esperados durante la temporada de galardones en la que se condecora a “lo mejor” del séptimo arte. Y ponemos entre comillas la palabra ‘mejor’, porque si bien la entrega de la estatuilla dorada convoca a millones de cinéfilos y personas de varios rincones del mundo, no podemos afirmar que lo que se premie en cada gala sea, verdaderamente, lo más destacado del año.
Por GQ México
Pero lo anterior es otro debate que bien podría dar para varias horas de charla. Lo que en esta ocasión nos ocupa es hablar de una película que marcó un precedente en la historia de los Premios de la Academia de Hollywood. Hablamos de Roma, la cinta de Alfonso Cuarón que vio la luz en 2018 y que logró coronarse con 10 candidaturas a la estatuilla dorada el año siguiente.
No hablaremos de los aspectos técnicos que la hicieron destacar del resto, ni de los valores de producción o de todos aquellos símbolos que el realizador mexicano plasmó en cada una de las secuencias y que son dignos de varios ensayos. Tampoco abordaremos la forma en que la cinta encumbró los nombres de tres mujeres que también lograron hacer historia: Marina de Tavira, Yalitza Aparicio y, por supuesto, Nancy García. Y es que si bien las dos primeras básicamente acapararon reflectores en las diferentes alfombras rojas de todo el mundo, también Nancy hizo lo propio en cuanto evento se presentó, pues marcó precedente por seguir los pasos de Aparicio y embarcarse en una aventura actoral que la llevó a romper todo tipo de prejuicios y estereotipos que se tienen respecto al trabajo histriónico. Todo ello sin mencionar la evolución que ha tenido Yalitza en los últimos meses, en los que la hemos visto convertirse en una abanderada de la inclusión en México, imagen de diferentes firmas, inspiración de muchas personas y protagonista del nuevo proyecto del director Luis Mandoki que llevará por título Presencias.
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En el aspecto social, Roma vino a poner sobre la mesa diferentes conversaciones: los derechos de las trabajadoras domésticas, quienes muchas veces quedan en el olvido y el desamparo por parte de sus empleadores; pero también una inclusión que (aunque muchos la vean forzada) se necesitaba en México desde hace varios años. A ello también podríamos sumar la polémica de si una actriz o un actor puede considerarse como tal a pesar de no haber recibido una educación en el rubro. Aparicio estuvo en el ojo del huracán en dicha controversia, al ser blanco de ataques por parte de muchos representantes de la industria en nuestro país. Pero, a pesar de ello, la oriunda de Oaxaca -a diferencia de muchos- ya puede presumir un título junto a su nombre: el de “Yalitza Aparicio, nominada al Oscar”.
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