China e Irán sellaron hoy en Teherán su estratégica alianza con la firma de un acuerdo de cooperación económica con una duración de 25 años, en un momento en el que ambos países mantienen elevadas tensiones con Estados Unidos.
El documento fue rubricado por los ministros de Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, y de China, Wang Yi, quien se encuentra de visita en Teherán en el marco de una gira por Oriente Medio.
Aunque no han trascendido detalles del mismo, el pacto prevé a grandes rasgos inversiones chinas de alrededor de 400.000 millones de dólares en los sectores iraníes de la energía y las infraestructuras, según los medios estatales de Irán.
A cambio, Teherán, gran productor de hidrocarburos que está muy golpeado por las sanciones estadounidenses, garantiza a Pekín un suministro estable de petróleo y gas a precios competitivos.
“PROSPERIDAD” PARA LAS DOS NACIONES
El Ministerio de Exteriores de Irán indicó en un comunicado que el documento “promoverá aún más la asociación estratégica integral entre Irán y China y creará prosperidad para las dos naciones”, que celebran medio siglo de relaciones diplomáticas.
El eje principal de esta hoja de ruta es la dimensión económica y comercial, así como la participación de Irán en la iniciativa china de crear una nueva Ruta de la Seda, conocida con el lema “una franja, una ruta”.
“Las relaciones entre los dos países han alcanzado ahora el nivel de asociación estratégica y China busca mejorar de manera integral sus lazos con Irán”, dijo el jefe de la diplomacia china.
Por su parte, el presidente iraní, Hasan Rohaní, hizo hincapié durante su encuentro con Wang en “la necesidad de acelerar la implementación de los acuerdos sobre importantes proyectos de infraestructura y desarrollo”.
También urgió a “la expansión de la cooperación entre los sectores privados” de ambos países y afirmó que Irán considera a China “un gran socio comercial”.
Esta hoja de ruta comenzó a fraguarse con la visita en enero de 2016 a Teherán del presidente chino, Xi Jinping, durante la que se firmaron 17 acuerdos de cooperación y se habló de aumentar los intercambios a 600.000 millones de dólares en una década.
CONTROVERSIA DEL PASADO
La falta de transparencia en torno al convenio despertó cierta polémica el año pasado en Irán, cuando el Gobierno tuvo que dar explicaciones ante el Parlamento y asegurar que el acuerdo era en beneficio de los intereses de ambos países.
Con la etiqueta “Irán no está a la venta”, circularon en las redes sociales denuncias sobre la supuesta cesión a China de hidrocarburos y de alguna isla del golfo Pérsico, lo que fue negado por las autoridades persas.
Zarif aseveró hoy que con la firma de este acuerdo “las relaciones entre Irán y China se volverán más fuertes que antes”.
China es uno de los principales clientes del crudo iraní, aunque las exportaciones se han resentido considerablemente en estos años debido a las sanciones impuestas por EE.UU. contra Irán tras su retirada unilateral del acuerdo nuclear de 2015.
Uno de los miembros de ese pacto nuclear es China, cuyo ministro de Exteriores instó hoy a la nueva Administración estadounidense de Joe Biden a regresar al acuerdo, que limita el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
“China siempre se ha opuesto a las sanciones unilaterales de EE.UU. La presión máxima es ilegal e inhumana y carece de apoyo internacional”, aseveró Wang, según la nota publicada por la Presidencia iraní.
FRENTE AL “UNILATERALISMO” DE EE.UU.
Biden ha expresado su voluntad de regresar al acuerdo pero exige a Irán volver a cumplir con todos sus compromisos, mientras que Teherán pone como condición que Washington elimine primero sus sanciones.
Durante la visita de Wang, Rohaní agradeció el apoyo de Pekín tanto al pacto nuclear como a Teherán frente al “unilateralismo” y las sanciones de EE.UU.
También expresó su esperanza de que el déficit en el intercambio comercial entre Irán y China fomentado por las sanciones estadounidenses “sea compensado en 2021” y haya “más inversiones conjuntas”.
Las relaciones de Pekín con Washington tampoco atraviesan un buen momento, como demostró el agrio primer contacto oficial de este mes en Alaska. Las colisiones en planos como el comercial, el diplomático o el tecnológico son importantes.
EE.UU. ha impuesto recientemente sanciones a 24 funcionarios chinos por la reforma electoral en Hong Kong, y se ha sumado a las restricciones de esta semana anunciadas por la Unión Europea por violaciones de derechos humanos contra la minoría uigur.
Aludiendo a las múltiples presiones contra Pekín y Teherán, Wang aseveró que las relaciones de su país con Irán “no se verán afectadas por la situación actual, sino que serán permanentes y estratégicas”.
EFE.