Una vez más Alessandra Ambrosio recorrió la pasarela de Victoria’s Secret. Con su estilizada silueta y piernas kilométricas, el “ángel favorito de la moda”, como también se la conoce, llegó al filo de la larga caminata y cerró el último segmento del espectáculo. Con una sonrisa se llevó las manos al pecho y dibujó un corazón en el aire: “Yo los amo”, gesticuló, apenas con tiempo suficiente para soplar un beso a la audiencia.
Por infobae.com
Era 2017, y entonces el Victoria’s Secret Fashion Show tuvo lugar en la lujosa arena de Mercedes Benz en Shanghái, China. Y, aunque era la primera vez que el espectáculo de lencería llegaba hasta aquella parte del mundo, esa sería la última vez que la supermodelo brasileña portara las alas que la consagraron en la historia de la moda.
“Este es mi último Victoria’s Secret Fashion Show y ha sido increíble, ha sido como un sueño hecho realidad. Nunca en mi vida imaginé que estaría aquí 17 veces, haciendo el mejor show en la Tierra. Sólo quiero decirle a mis fans, a mi familia de Victoria’s Secret, que los amo tanto. Muchas gracias por el apoyo, siempre estarán en mi corazón y siempre estaré animándolos”, dijo la modelo a las cámaras del show segundos antes de sentir las luces de la pasarela alumbrándole el rostro .
Aunque había cumplido su sueño, era momento de emprender nuevos proyectos, de brillar en otras arenas. El brillo de las superestrellas nunca se apaga, y Ambrosio no fue la excepción; cerca de sus 40 años, su nombre se sigue escribiendo con tinta dorada.
Alessandra tiene la cabeza en las estrellas
Alessandra Corine Ambrosio nació el 11 de abril de 1981 en Erechim, Brasil. Durante su niñez compartió una vida simple junto a sus padres y una hermana, Aline. En casa no faltaba el dinero, aunque tampoco vivían en la opulencia pues sus progenitores eran dueños de una gasolinera en aquel pueblo.
Sin embargo, la futura supermodelo y cara de numerosas marcas siempre tuvo la mira en las estrellas y no dejaba de soñar con convertirse en una.
“Cuando era muy pequeña quería trabajar con la NASA. Quería construir una vida en la NASA y ser una astronauta, pero sabía que eso no iba a pasar. Tienes que ser un ‘nerd’ para que esas cosas pasen y cuando llegué a preparatoria no era para nada una ‘nerd’. Era el tipo de chica a la que le gustaba arreglarse. Yo no usaba suéteres como las otras chicas, yo siempre encontraba las prendas más ceñidas y pequeñas que podía. Eso es todo lo que me importaba: los atuendos y los chicos”, confesó para la revista Love.
Después de eso, Ambrosio pudo ver con claridad. A los doce años determinó que buscaría poner su nombre junto al de la icónica supermodelo alemana Claudia Schiffer o al de la supermodelo estadounidense recordada por la top model de los noventa, Cindy Crawford; y decidió enlistarse en una agencia de modelaje.
“A los 15 años me fui de la ciudad en donde nací”, recordó Alessandra durante una entrevista con Infobae en el 2020. “Y me mudé a San Pablo para comenzar mi carrera. Mi madrina tenía un estudio de costura y hacía ropa y vestidos muy lindos. Mi abuela trabajaba con ella, así que teníamos a todas las mujeres de mi familia cosiendo ropa hermosa y para todas las edades. Ahí me empezó a llamar la atención la moda”.
“Hasta que un día, abrí una revista y vi a las supermodelos de ese momento, que eran Claudia Schiffer y Cindy Crawford, desfilando para Versace y dije: ‘¡Dios, es un sueño!, ¡Quiero eso para mí!’. La ropa era maravillosa, todo era lindo y yo quería hacer eso”.
Tres años después, con 18 años de edad, Ambrosio se mudó a la “Gran Manzana”. Aunque para entonces ya había comenzado una prometedora carrera protagonizando las portadas de algunas revistas de moda en su país, como la edición brasileña de Elle.
Quizá Alessandra no se convirtió en astronauta, pero logró ser una estrella.
Un “ángel” en la Tierra
En el 2000 Alessandra pisó por primera vez la pasarela de la marca de lencería en la que trabajaría por 17 años. Fue durante el primer Victoria’s Secret Fashion Show del siglo que la brasileña pudo disfrutar de Cannes, en Francia y codearse con algunas top de la época.
“El show es todo un acontecimiento. El más especial fue el primero, en Cannes. Porque para mí era una experiencia nueva y estaba rodeada de modelos a las que admiro, como Heidi Klum y Stephanie Seymour”, comentó a la revista Vogue.
Le tomó otros cuatro años consagrarse como un “ángel” de la marca. Aunque desde entonces, logró acaparar todos los medios de comunicación y los entrevistadores morían por tener un encuentro con la sensación latina que prometía ser uno de los rostros más bellos de la industria.
Incluso, fue durante aquellos primeros años de su carrera y con la coyuntura de las operaciones estéticas del icono de los 90, Kate Moss, acaparando la prensa, que Ambrosio compartió un capítulo desagradable en su vida por culpa del bisturí.
En un programa especial del Show de la también top model Tyra Banks, la modelo brasileña confesó que cuando era pequeña, y ya soñaba con hacerse famosa, decidió operarse las orejas; pues sentía que resaltaban mucho e incluso le valieron algunas comparaciones con Dumbo.
Gracias a que su cuerpo no reaccionó de una forma favorable a la operación que pretendía modificar la posición de sus orejas, Alessandra se opuso rotundamente a las intervenciones quirúrgicas en nombre de la belleza. Aunque no por eso critica a otras modelos de la época que quisieron hacerlo.
“Las primeras noches me sentía como si alguien me las hubiera cortado. Durante un año, tuve que hacerme varias mini operaciones. Los médicos dicen que pueden arreglarlas, pero lo cierto es que la cirugía me asusta desde entonces”, contó a Vogue años después.
Lejos de los reflectores
Cuatro años después de haberse despedido de las pasarelas y de haber construido una carrera tan sólida que le permitió ser el rostro de las marcas más exclusivas del mundo, Alessandra ahora disfruta de una vida californiana con sus hijos, Noah y Anja Louise y, de repente, posa para algunas marcas o para el objetivo de algunos fotógrafos.
Aunque se ha mantenido alejada de la polémica que ahora ha manchado el nombre de la marca de ropa íntima para la que trabajó y que la llevó al estrellato, Ambrosio no se ha desentendido del mundo de la moda.
En el 2019, junto a su hermana, decidió emprender una marca propia de bikinis : “Desde pequeñas y como todas las brasileñas, pasábamos mucho tiempo en la playa. Soñábamos con tener una pequeña boutique de bikinis. De esa pasión, nació la idea de tener esta línea, GAL Floripa. Y después, por mi carrera de modelo y por mi trabajo junto a Victoria’s Secret, siempre seguí ligada a los trajes de baño: ¡siempre en bikini!”, contó a Infobae.
Poco tiempo después de haber emprendido aquella marca, la modelo admitió que no buscó separase de su profesión, simplemente ahora tiene la cabeza en otra parte. En los hijos, la salud, estar en forma para verse y sentirse bien, y la felicidad. Todo aquello figura en los primeros lugares de la lista de prioridades de la niña que soñaba con la NASA y que este domingo cumple 40 años.
“El tiempo es maravilloso y la vida se va demasiado deprisa. Es necesario pararse para conectar con las pequeñas cosas que nos rodean, porque son estas las realmente importantes. Llevamos equivocados mucho tiempo; no se trata de la cantidad, sino de la calidad de las cosas que tenemos”, concluyó asertivamente durante un encuentro con la revista Elle.