Valera.- La política tiene un objetivo principal para todo aquel que desea dedicar su vida al servicio público y va más allá que los réditos económicos o el prestigio de un cargo. El político con visión de Estado busca construir un legado, volverse un referente de lo social e institucional, eso incentiva a un genuino liderazgo.
En cambio, si una dirigencia busca establecerse según el principio de como “vaya viniendo, vamos viendo”, la falsa de densidad argumental y estratégica se sumarán a las decisiones de corto plazo arrojando el resultado por todos observado en relación a los actores que han dominado la oposición venezolana prácticamente desde el inicio del chavismo.
Las coaliciones opositoras basadas en esto terminaron por generalizar el descontento hacia todos los actores que se aglutinaron en ellas. Monopolizaron y quitaron palestra a cualquier alternativa democrática para los ciudadanos.
Se establecieron en todo lo contrario a lo trascendente en discurso y accionar político. Terminaron imposibilitados para enfrentar a las bandas criminales que secuestran los poderes en Venezuela con las herramientas institucionales -internas y externas- que les brinda la política.
Si bien en todo el mundo se debate sobre el empobrecimiento del discurso político, en Venezuela el abuso por parte de la mayoría de la oposición de un discurso panfletario hecho para campañas electorales ha resultado nefasto al volverse permanente.
Por otra parte, está el vacío de propuestas. Observamos como simplemente todo aquello se queda en decir que se es oposición a algo en lugar de proponer algo.
Mientras el chavismo promueve el socialismo y el populismo más demagógico, los sectores democráticos buscaron una unidad para no presentar una alternativa.
En un principio aseguraban que no lo hacían para “no asustar a los chavistas”, pero ahora que el chavismo es una gran minoría tampoco presentaron una alternativa, salvo honrosas excepciones fuera del control del G4.
¿Cuántos hacen defensa de la economía de mercado frente al intervencionismo, por ejemplo? ¿Cuántos hablan de reformas estructurales en el Estado para garantizar un país a las futuras generaciones? ¿Por qué insistir en que ello no cala si hasta Chávez llegó con una propuesta de transformación?
Esto por no hablar de decisiones que se toman de improviso, sin ton ni son, que se llevan por los cachos a millones de venezolanos. Como cuando promueven manifestaciones masivas que no llevan a nada, o como cuando llegaron a diálogos sin tener las armas para defenderse (apagando las demandas legítimas en la población en las calles) o cuando no dudan en asistir sin la más mínima condición a cualquier canto de sirena electoral de régimen.
Somos víctimas de una falta de visión de Estado, de construcción de propuestas y de carencia de filosofía política. Somos la inmensa mayoría de los venezolanos víctimas de la falta de coraje y de la intrascendencia de muchos actores y sectores políticos que buscan lidiar con el crimen organizado.
Los liderazgos que se han mantenido alejados de este pobre accionar -porque de verdad intentan hacer política efectiva- deben luchar también contra el monopolio de los intrascendentes.
Andrés Anthonio Segovia Moreno, Coordinador de Vente Venezuela en el estado Trujillo. Licenciado Cum Laude en Comunicación Social ULA (2016), Diplomado en Gestión Pública de la ULA-Nurr (2016)