Así fue el hallazgo de “la mayor ciudad jamás encontrada en Egipto”

Así fue el hallazgo de “la mayor ciudad jamás encontrada en Egipto”

El arqueólogo Zahi Hawas, en 2008, en Sakkara, al suroeste de El Cairo EFE/Khaled El Fiqi/Archivo

 

Un sombrero a lo “Indiana Jones” se comercializa desde su página web. Por una década (hasta julio del 2011), Zahi Hawass fue el dueño de las llaves de 5000 años de historia gracias a un cargo que fue creado para él comenzado este siglo. Ha adquirido renombre popular por sus frecuentes apariciones en documentales dedicados al Antiguo Egipto y su afán público en pos de recuperar las joyas de su país que se exhiben en museos del exterior.

Por Flavia Tomaello / Infobae





Hace 10 años, cuando fue despedido como Ministro de Antigüedades de su país, la antipatía que despertaba en Egipto puede ser difícil de comprender en el exterior. En que localmente fue blanco de la ira entre los jóvenes manifestantes que ayudaron a deponer al presidente Hosni Mubarak. Hawass había sido acusado de corrupción, ciencia de mala calidad y de tener conexiones estrechas con el presidente depuesto y la ex primera dama, todo lo cual negó a gritos. Muchos arqueólogos jóvenes lo llamaban “el Mubarak de las antigüedades”.

Sin embargo, el faraón de la egiptología se recompuso fácilmente y otra vez, de la mano del Gobierno de Egipto, anunció un descubrimiento sin precedentes. Se trata del hallazgo bajo la arena en Luxor de una gran ciudad de unos 3 mil años de antigüedad, la cual se encuentra en un buen estado de conservación. Se trata del “mayor asentamiento administrativo e industrial de la era del Imperio Egipcio en la orilla occidental de Luxor situada en el Nilo”, cuenta Hawas. Calificó el descubrimiento como “la mayor ciudad jamás encontrada en Egipto”.

Arqueólogos egipcios han descubierto una gran ciudad de hace más de 3 mil años perdida bajo las arenas del desierto cerca de Luxor, que data del del faraón Amenhotep

 

La urbe recibió el nombre de El Ascenso de Atón y estuvo activa durante los reinados de faraones de la Dinastía XVIII, como Amenhotep III o Tutankamaón. “Las calles de la ciudad están flanqueadas por casas, con piedras en sus muros de hasta tres metros de alto”, aseguró Hawas, quien está al frente de la misión responsable del hallazgo. El especialista explicó que “muchas misiones extranjeras habían buscado esta ciudad y no la habían encontrado. Las capas arqueológicas han permanecido intactas durante miles de años, como si sus antiguos residentes las hubieran dejado ayer mismo”.

-¿Qué significado tiene este hallazgo?

-El hallazgo de esta ciudad perdida es el segundo descubrimiento arqueológico más importante desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón. Está en buenas condiciones de preservación, con sus muros casi completos y con estancias llenas de objetos de la vida cotidiana que han permitido la datación del asentamiento. No sólo permitirá echar una mirada en la vida de los antiguos egipcios en una época en el que el Imperio estaba en su apogeo, sino también arrojará luz sobre unos de los más grandes misterios de la historia: ¿por qué Akenatón y Nefertiti decidieron trasladarse a Amarna, la región en la que se construyó una nueva capital imperial en el siglo XVI antes de Cristo?

-¿En qué han consistido las tareas?

-Las excavaciones que llevaron al descubrimiento se encuentran entre dos templos, uno dedicado a Amenhotep III y otro para Ramses III, en Luxor. Habían comenzado en septiembre del año pasado para tratar de encontrar el templo mortuorio de Tutankamón. Pero a las dos semanas de empezar, nos llevamos una gran sorpresa cuando empezaron a aparecer ladrillos de adobe por todas partes y comenzamos a desenterrar la gran ciudad. Hasta ahora hemos logrado desenterrar varias áreas de la ciudad, donde se han encontrado una panadería, una gran cocina con hornos y piezas de cerámica para el almacenamiento de alimentos en la que debió trabajar un gran número de personas, así como un barrio administrativo y residencial. La encontramos cercada por un muro en zigzag, con un único punto de acceso, por lo que creemos que tenía una función defensiva. También localizamos un sector de moldería para la producción de amuletos y objetos decorativos y una zona para la fabricación de ladrillos usados en la construcción de templos y que llevan el sello del faraón Amenhotep.

El hallazgo de esta ciudad perdida es el segundo descubrimiento arqueológico más importante desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón (Egiptologia y Consejo Supremo de Antigüedades/Handout via REUTERS)

-¿Qué eco se hace de las versiones que indican que este es un segundo descubrimiento?

– Es imposible que yo descubra algo descubierto antes.

El sumo sacerdote

Nació en el seno de una familia de granjeros de Damieta, una localidad costera a 170 kilómetros al norte de El Cairo. Su arribo a la disciplina que lo llevaría a la fama fue de casualidad y sin convicción, luego de abandonar la carrera de Derecho y eludir la diplomacia. “De pequeño siempre tuve miedo a la oscuridad. Solía imaginar que me perseguían demonios. Al hacerme arqueólogo, descubrí un pozo y bajé; olvidé el miedo y me sumergí en la oscuridad para desvelar el misterio de la arqueología”.

Su carrera comenzó como experto del periodo grecorromano, pero pronto le atrajo la egiptología. Con 33 años recibió una beca Fulbright que le permitió hacer su doctorado en la Universidad de Pensilvania. Al regresar a Giza, descubriría la pirámide satélite de Keops y el cementerio de los trabajadores que levantaron la necrópolis. Entre sus hallazgos destaca el Valle de las Momias, en el oasis de Bahariya. Egipto espera inaugurar este año el Gran Museo Egipcio lindantes de las pirámides y la Esfinge, donde se expondrá por primera vez la colección completa de objetos rescatados de la tumba de Tutankamón. La inauguración ha tenido sucesivas postergaciones porque la obra ha requerido una inversión de 800 millones de dólares. Zahi Hawass ha sido gran protagonista de este proceso, que, según dice, “parece una tumba real faraónica, ofrece a los visitantes una historia de cada momia”.

Hawass fue el hacedor de una campaña internacional frente a muchos de los centros museísticos del mundo (el Museo Británico de Londres, el Louvre de París, museos alemanes y de Estados Unidos), para que devuelvan objetos que según él fueron “robado” o cedidos como obsequio por Egipto. Uno de ellos es el busto de Nefertiti que es la estrella del Museo Egipcio de Berlín.

-Una de sus metas es recuperar ese busto…

-Es uno de mis grandes proyectos. La historia comenzó el 20 de enero de 1913, cuando se celebró una reunión entre Ludwig Borchardt, el arquitecto que lo descubrió, y el director de la Inspección de Antigüedades del Medio Egipto, Gustav Lefevre, para discutir la división de los hallazgos arqueológicos encontrados en 1912 entre Alemania y Egipto. La división de los descubrimientos se llevó a cabo de acuerdo con la ley de antigüedades de la época, partes iguales entre Egipto y la misión de excavación de la Compañía de Alemania Oriental a través de un comité conjunto encabezado por el representante de la Autoridad de Antigüedades del gobierno egipcio. Durante ese tiempo Lefevre dijo que la estatua estaba hecha de yeso, pero realmente era de piedra caliza fina. La ley egipcia en ese momento prohibía exportar cualquier pieza hecha de ese material.

-Ha dicho que hubo otros trucos tras esa operación.

-Borchardt había preparado los hallazgos en dos cajas separadas y las presentó a Lefevre junto con dos listas que contenían imágenes de las antigüedades que contenía cada caja. Una de ellas contenía la estatua de la cabeza de Nefertiti, mientras que la otra incluía una pintura en color de Akhenaton y su familia, que representa a la pareja real Akhenaton y Nefertiti con tres de sus hijos. Borchardt sabía que la pintura era una de las antigüedades más queridas de Lefevre, por lo que Lefevre eligió la lista que contiene la pintura de Akhenaton y su familia, y luego fue transferida al Museo Egipcio de El Cairo. Después de que Lefevre firmó la división, esta fue aprobada por Gaston Maspero, el director del Servicio de Antigüedades en ese momento, y luego enviada directamente a Berlín. La estatua llegó a Alemania en 1913.

-¿Cleopatra a la vista?

– La tumba de Cleopatra sigue en paradero desconocido. Estamos excavando desde hace tiempo el Templo de Taposiris Magna, a unos 45 kilómetros al oeste de Alejandría. La teoría de que la faraona pudiera estar enterrada allí no es mía, sino la de Kathleen Martínez, con la que estuve trabajando en esa zona desde hace años. Nunca he creído la teoría de que Cleopatra fuese enterrada ahí porque los antiguos egipcios no enterraban a nadie dentro de un templo. Estos fueron construidos para rendir culto, y este fue utilizado para rezarle al dios Isis. Ahora pienso que Cleopatra fue enterrada en una tumba justo al lado de su palacio en Alejandría, y que ambas cosas se encuentran bajo el agua. A mi no me gusta bucear, lo odio, y por lo tanto le voy a pedir a un equipo de arqueólogos franceses que busquen ahí.

– ¿La cuestión de color de la pie del Cleopatra es un tema de cupos o es real?

– Muchos dicen que Cleopatra era negra, y por esta razón quieren que sea una actriz negra la que la interprete. Pero no pudo haber sido negra ni aunque naciese en Egipto porque su padre y su madre eran griegos.

-¿En qué trabaja en torno a Tutankamón?

– He descubierto muchas cosas sobre él, como el ADN de su familia o que no fue asesinado. Pero quedan por probar las consecuencias del accidente que sufrió unos días antes de su muerte, de si esto le provocó una infección en la pierna izquierda, ya que la momia presentaba una fractura, o no. La teoría del asesinato se ha terminado. El faraón niño también padecía malaria y es otra de las causas del fallecimiento que se barajan.

– Sólo le falta Nefertiti…

– Todavía sigo trabajando en la excavación en el Valle de los Reyes, que tiene una parte oriental, donde está la tumba de Tutankamón, y otra occidental, donde hay cuatro más, la más famosa es la de Amenhotep III. Creo que Nefertiti está enterrada en esa zona. Luego hay otra parte del Valle de los Reyes de la que nadie sabe nada. Creo que todas las reinas de la Dinastía XVIII fueron enterradas ahí y tengo a unos 300 trabajadores detrás de ese trabajo. Soy muy optimista porque hemos realizado descubrimientos muy importantes: un polígono industrial con treinta talleres y las herramientas que los egipcios utilizaban para construir las tumbas y momificar los cuerpos.