El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, llamó hoy al líder ruso, Vladímir Putin, a reforzar la defensa y la seguridad común después de que ambos acusaran a EEUU de tramar un golpe de Estado en la antigua república soviética.
“Hay temas que están en el orden del día y que debemos fortalecer. Incluida la seguridad y la defensa en nuestra Unión Estatal. Aunque, a grandes rasgos, nos las arreglamos y nos las arreglaremos”, dijo Lukashenko al comienzo de la reunión.
Lukashenko, en el poder desde 1994, subrayó que Moscú y Minsk “trazarán líneas que nadie debe cruzar y responderán dignamente a aquellos que no entienden que en este loco mundo hay que mantener la calma y vivir en paz”.
Putin le respondió que se observa una profundización de la cooperación bilateral en el plano militar, pero también en el ámbito de la seguridad y, “como vemos ahora, también de los servicios de inteligencia”.
El Kremlin anunció que ambos mandatarios tratarían hoy los supuestos planes golpistas de Occidente contra el autoritario régimen bielorruso.
El presidente bielorruso, que reprimió en 2020 las multitudinarias protestas contra el fraude en las elecciones presidenciales, denunció la pasada semana una supuesta trama patrocinada por Estados Unidos, que incluiría su asesinato y el de sus hijos.
Según informó anoche el KGB bielorruso, la Justicia del país ha presentado acusaciones formales contra cuatro personas ya detenidas, una de los cuales habría confesado.
Con ocasión de su discurso el miércoles sobre el estado de la nación, Putin criticó a Occidente por mantener silencio sobre dicho intento de asesinato político, que comparó con las conspiraciones estadounidenses contra el líder venezolano, Nicolás Maduro.
“La práctica de organizar golpes de Estado, los planes de asesinatos políticos (…), eso ya es demasiado. Han sobrepasado todos los límites”, afirmó.
Denunció que, en el marco del golpe, los organizadores se proponían desconectar el sistema energético y de comunicación de Minsk, acciones que definió como un “ciberataque masivo”.
La Casa Blanca rechazó la acusación y esta semana la embajadora de EEUU en Minsk, Julie Fisher, se reunió en Lituania con la líder opositora bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya.
Fisher, que en diciembre fue aprobada por el Senado como la nueva embajadora estadounidense, aún no ha recibido visado para ejercer sus funciones en Minsk, que expulsó hace trece años a su antecesora.
El dirigente opositor y exministro de Cultura Pável Latushko informó en su momento a Efe de que, antes de las elecciones de agosto de 2020, las autoridades bielorrusas temían que Rusia intentara deshacerse de Lukashenko, que tiene muchos enemigos en Moscú.
A principios de abril, la oposición bielorrusa en el exilio propuso a Lukashenko abrir negociaciones para encontrar una solución a la crisis en la que se encuentra el país.
Entre otras cosas, proponía reformar el sistema político, celebrar elecciones nuevas y libres y establecer un mecanismo de diálogo para la reconciliación nacional, que incluya la liberación de los presos políticos.
EFE