Juju Oliveira, una transexual de 30 años que hasta el día en que decidió inyectarse silicona industrial en la cara, tenía una vida normal. Desde entonces, vive con las mejillas deformadas porque no cuenta con el dinero para pagar la costosa operación para extraer el líquido.
Por: Crónica
La pesadilla empezó en 2017, en una clínica clandestina de Brasil, donde pagó para que le colocaran 250 ml de ese material que se le esparció por la mejilla, la nariz, el mentón y la mandíbula. “Lamento habérmelo puesto. Creo que es importante advertir a la gente que no lo repita y no haga lo mismo”, dijo Oliveira, que además advirtió “hay un montón de travestis y transexuales que están empezando y que piensan que ponerse silicona es una maravilla. La silicona industrial es un peligro”.
“Muero de vergüenza al salir, la gente que me conoce sabe que desde el 2017 he perdido amor propio y autoestima”, explicó la victima de las malas prácticas médicas desde su casa en el municipio brasileño de Passo Fundo, en el estado Rio Grande del Sur, donde la joven inició una colecta para poder operarse.
“Necesito tu ayuda”, escribió en las redes. Aunque a pesar de ese pedido, días después, en un mensaje a sus más de 38 mil seguidores de Instagram, lamentó por el fracaso de su petición: “Hoy estoy muy triste. Sabiendo que no me operaré, que seguiré con la cara así, toda deformada. Y que la gente se seguirá burlando de mí”.
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