Gracias al trabajo realizado por un conjunto de telescopios espaciales y terrestres, la NASA y la Agencia Espacial Europea han conseguido obtener sorprendentes imágenes de Júpiter que muestran en detalle sus características atmosféricas como su Gran Mancha Roja, supertormentas y ciclones gigantes que se extienden por todo el planeta, anunció esta semana el centro de investigación NOIRLab de NSF.
En 2017 se tomaron simultáneamente tres imágenes que muestran al gigante gaseoso bajo luz infrarroja, luz visible y ultravioleta. Las de luz visible y ultravioleta fueron capturadas por la cámara del telescopio espacial Hubble, mientras que la infrarroja fue tomada por el telescopio Gemini North, ubicado en Hawái.
La observación de objetos astronómicos en diferentes longitudes de onda de luz permite a los científicos obtener información que de otro modo no estaría disponible y, como era de esperar, Júpiter tiene un aspecto muy diferente en las tres imágenes. Sin embargo, los investigadores notaron algo aún más intrigante al fijarse en la Gran Mancha Roja del planeta, el famoso sistema de tormentas persistentes lo suficientemente grande como para tragarse la Tierra entera.
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Encontraron que la gran mancha es una rasgo que destaca en las tomas visible y ultravioleta, pero se torna casi invisible ante las longitudes de ondas infrarrojas. Y por el contrario, las bandas de nubes de Júpiter, que giran en sentido contrario, son claramente visibles en las tres vistas.
El científico Mike Wong comparó estos vacíos dentro de la Gran Mancha Roja con “remolinos en el océano”. “A medida que las nubes de tormenta giran, se pueden obtener pequeñas anomalías de estos remolinos que forman rayas simplemente enrollándose. Y esa es la forma que vemos en estos agujeros. Así que probablemente se trate de una turbulencia débil, pero que al girar se estira”, explicó.
Otro sistema de tormentas más pequeño apodado como Mancha Roja Jr. también es notorio con luz normal y ultravioleta. En la imagen de longitud de onda visible se puede observar que posee un borde exterior rojo claramente definido con un centro blanco, pero desaparece por completo a la vista infrarroja.
Además de proporcionar un alucinante recorrido panorámico por Júpiter, estas observaciones brindan información valiosa sobre la atmósfera del planeta, ya que cada longitud de onda explora diferentes capas de nubes y partículas de neblina, afirman los investigadores.