Desde hace cinco años, las sedes diplomáticas de EEUU se comenzaron a registrar episodios misteriosos que causaron lesiones cerebrales en espías, diplomáticos, soldados, personal de la CIA, el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y otros lugares. El total de casos confirmados hasta el momento suma más de 130, mucho más de lo que sabía hasta el momento, según funcionarios actuales y anteriores.
Por Infobae
Los primeros casos confirmados públicamente se concentraron en China y Cuba y ascendieron a unos 60, esto es sin incluir un grupo de oficiales de la CIA heridos cuyo número no es de conocimiento público. El nuevo total agrega casos confirmados en Europa y otras partes de Asia y refleja los esfuerzos de la administración para revisar más a fondo otros incidentes ocurridos, en medio de la preocupación por una seguidilla de ellos en los últimos meses.
Desde diciembre de año pasado, al menos tres agentes de la CIA informaron de graves episodios de salud en el extranjero. Uno de ellos ocurrió en las últimas dos semanas. Todos ellos requirieron someterse a un tratamiento ambulatorio en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed o en alguna otra institución.
Si bien ningún personal militar resultó herido en las zonas de combate, varios resultaron afectados en Europa y Asia, según ex funcionarios.
Algunos sufrieron lesiones cerebrales a largo plazo, incluidos dolores de cabeza debilitantes. Los episodios, según el Consejo de Seguridad Nacional, involucraron al personal que se encontraba sirviendo en el exterior, los cuales experimentaron “fenómenos sensoriales”, como sonido, presión o calor, junto con o seguidos de síntomas físicos, como vértigo repentino, náuseas y dolor de cabeza o cuello.
El misterio llamó la atención por primera vez cuando los diplomáticos y oficiales de la CIA que trabajaban en La Habana en 2016 se enfermaron y reportaron sentir vértigo, náuseas y dolores de cabeza. Episodios similares comenzaron a ocurrir el año siguiente en Guangzhou, China. En octubre pasado, The New York Times informó que ya en 2017, otro conjunto de oficiales de la CIA que viajaban a una variedad de países, incluido Rusia, habían reportado que eran las probables víctimas de ataques y mostraron síntomas similares.
En un caso ocurrido en 2019, el cual no había sido informado anteriormente, un oficial militar que prestaba servicios en el extranjero, detuvo su auto en una intersección y sufrió nauseas y dolores de cabeza, mientras que su hijo en el asiento trasero comenzó a llorar. Según funcionarios, luego de que se alejara de la intersección, sus nauseas cesaron y el niño dejó de llorar.
Ambos recibieron atención médica inmediata del gobierno, aunque todavía no está claro si sufrieron efectos debilitantes a largo plazo. Los funcionarios sospechan que el oficial pudo haber sido atacado. Se sintieron tan molestos ante el hecho ocurrido que ambas administraciones, la del ex presidente Trump y la del actual presidente Biden, comenzaron a investigar más a fondo lo ocurrido.
La administración de Biden todavía no determinó quién o qué es responsable de los episodios o si constituyen ataques. Algunos funcionarios del Pentágono creen que la agencia de inteligencia militar de Rusia, el GRU, probablemente esté detrás del caso del niño y su padre. Además surgió evidencia que apunta a Rusia en otros casos. Las agencias de inteligencia por el momento no concluyeron ninguna causa ni dejaron de lado la teoría de que algún poder extranjero esté involucrado.
“Por ahora, no tenemos información definitiva sobre la causa de estos incidentes y es prematuro e irresponsable especular”, dijo Amanda J. Schoch, portavoz de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.
Moscú negó repetidamente cualquier participación.
La administración Biden está tratando de lograr un equilibrio cuidadoso entre mostrar a los funcionarios que se están tomando el tema seriamente y tratar de evitar que el pánico se extienda, ya sea dentro del gobierno o entre el público. El Consejo de Seguridad Nacional comenzó una revisión de inteligencia, destinada a descubrir si incidentes adicionales no denunciados se ajustan al patrón, dijo una portavoz.
“Estamos aprovechando los recursos del gobierno de los Estados Unidos para llegar al fondo de esto”, dijo Emily J. Horne, portavoz del consejo.
En un informe presentado el diciembre pasado, la Academia Nacional de Ciencias dijo que probablemente las lesiones fueron causadas por un arma de microondas. Varios funcionarios creen que un microondas o un dispositivo de energía dirigida, fueron los causantes más probables.
La gravedad de las lesiones cerebrales varió ampliamente. Pero algunas víctimas presentan síntomas y dolores crónicos, potencialmente irreversibles, lo que sugiere una lesión cerebral que podrían llegar a ser permanente. Los médicos de Walter Reed advirtieron a los funcionarios del gobierno que algunas víctimas corren el riesgo de suicidarse.
El nuevo director de la CIA, William J. Burns, quiere actuar para mejorar la respuesta de la agencia, dijeron funcionarios actuales y anteriores. El Sr. Burns se reunió con víctimas, visitó a médicos que trataron a los oficiales de la agencia lesionados y asignó a su adjunto, David Cohen, para supervisar la investigación y la respuesta de la atención médica. El Sr. Cohen se reunirá mensualmente con las víctimas y dirigirá reuniones informativas periódicas para el Congreso. La agencia también duplicó la cantidad de personal médico que realiza tratamiento y maneja casos de oficiales lesionados.