La ciudad de Cali, en Colombia, así como sus alrededores, se han convertido en el epicentro de la violencia de las protestas de un país que llega a su día número 20 de movilizaciones continuas, las cuales se originaron el 28 de abril, cuando una parte de la población salió a las calles a expresar su descontento contra un proyecto de reforma tributaria que finalmente fue retirado por el Gobierno.
Por Karen Sánchez / Voz de América
La tercera ciudad más poblada del país ha reportado el mayor número de muertes confirmadas, durante las protestas, y fue convertida en escenario de enfrentamientos entre manifestantes y la policía, vandalismo, saqueos y bloqueos que han dejado sumida a su población en medio dela escasez y alza de precios de alimentos y falta de combustible.
También fue protagonista un enfrentamiento indígenas del Consejo Regional Indígena del Cauca, civiles y policía, y que dejó un saldo de al menos ocho heridos.
Según analistas consultados por la Voz de América, existen factores relacionadas con el narcotráfico, la pobreza, la criminalidad y la ubicación geográfica que explican, en cierta medida, el estallido de las movilizaciones de las últimas semanas en la principal ciudad del suroeste y el pacífico colombiano.
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