Una luna llena, además en su punto más cercano a la Tierra, y para completar con un eclipse lunar total coincidirán este miércoles en la llamada “superluna roja”, un espectáculo hermoso, que además acerca a los terrícolas a la exploración espacial y sus logros, como explicó a Efe el científico planetario de la NASA Lucas Paganini.
Esta rara “trifecta” lunar, que enrojecerá la Luna por “una decena de minutos”, no ocurría desde hace unos seis años, detalló en una entrevista Paganini, un argentino de Mendoza que aprecia la oportunidad que brinda este fenómeno natural para “compartir la belleza de nuestros cielos”.
Además, la “superluna roja” permite a la comunidad científica acercar al público en general a las misiones espaciales, especialmente al programa Artemis que planea volver a la Luna en 2024, esta vez con la primera mujer y además establecer una presencia permanente en el satélite de la Tierra.
Este miércoles, la luna llena estará en el punto más cercano a la Tierra durante este año, lo cual se conoce como “superluna”. Esta cercanía la hace parecer más grande y un 15 % más brillante que en otros momentos, precisó Paganini.
El eclipse lunar total, que ocurre cuando la Luna atraviesa completamente la sombra de la Tierra, comenzará a las 08.46 GMT del miércoles, con la Luna entrando en la parte más oscura de la sombra a las 09.45 GMT, informó la NASA.
La sombra de la Tierra oscurecerá así la Luna, pero gradualmente el satélite irá adquiriendo un color oxidado o rojo sangre por los reflejos de los rayos del Sol, al igual que sucede con algunas madrugadas y atardeceres en el planeta.
Las etapas del eclipse, que dura de una a dos horas, ocurren simultáneamente para todos los que pueden ver la Luna, pero los tiempos reales del reloj dependen de su zona horaria
El eclipse total, el primero desde enero de 2019, será visible especialmente en el oeste continental de Estados Unidos y Canadá, todo México, la mayor parte de América Central y Ecuador, el oeste de Perú y el sur de Chile y Argentina, según la agencia aeroespacial NASA.
También se puede ver en su totalidad en el este de Australia, Nueva Zelanda y las islas del Pacífico, incluido Hawai.
PREPARANDO LA LUNA PARA ASTRONAUTAS
Sin necesidad de gafas especiales como en los eclipses solares, la “superluna roja” estará así al alcance de una gran porción de la población, que puede equiparse con telescopios o binoculares para verla mejor.
Desde más cerca, el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por su sigla en inglés) ha estado recolectando información de la Luna desde hace cerca de 12 años para preparar el terreno para las nuevas misiones tripuladas, recordó Paganini
El científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA destacó que el LRO, entre muchos otros logros, ha sido capaz de confirmar que hay agua en la Luna.
Igualmente destacó que ha llevado a la elaboración de “mapas de temperatura” que han permitido entender “la gran amplitud térmica”, que incluyen las temperaturas más frías del Sistema Solar, de unos menos 250 grados centígrados hasta 130 grados, las más calientes.
Resaltó además las fotos de alta resolución que ha llegado a recopilar el LRO, que muestran con gran detalle de la superficie lunar e incluso han detectado la presencia de huellas y instrumentos dejados hace más de cincuenta años por los astronautas de la misión lunar del Apolo 13.
El LRO, que además se alistó para la “trifecta” de mañana miércoles, en la que perderá comunicaciones con la Tierra porque tendrá a la Luna de por medio, está así preparando el terreno para el regreso del hombre a la Luna.
AGUA Y REFUGIO PARA ASTRONAUTAS
El experto planetario recordó que la Luna además de ser la compañera celestial de la Tierra, se formó hace 4.500 millones de años, cuando lo hizo el Sistema Solar.
“Entender la composición de la Luna nos puede dar información de su formación planetaria, de la formación de nuestro Sistema Solar y también de la Tierra”, enfatizó.
En el mismo sentido se pronunció Francisco Andolz, director de la misión del LRO.
Señaló que la ausencia de lluvias o vientos en la Luna han mantenido su composición por millones de años, y por ello hace que los hallazgos científicos del LRO puedan aplicarse a otros planetas, satélites y cuerpos celestiales del Sistema Solar, incluido Marte.
Andolz indicó que en los casi 12 años que llevan dándole vuelta a este satélite se han dado cuenta que la Luna es más dinámica de lo que se imaginaban: tiene temblores y depósitos de diferentes materiales, incluso metales como titanio, hierro y aluminio.
El LRO, dijo, ha determinado además que los depósitos de agua no se limitan a sus polos, que muchos cráteres recientes han surgido en cientos de millones de años y que además hay túneles o cavernas que se han formado por flujos de lava.
El jefe del LRO subrayó además que las prioridades de este orbitador han venido cambiando ahora que se aproximan las misiones tripuladas del programa Artemis.
“El enfoque está cambiando de lo que era a la ciencia de lo que va a ser”, dijo Andolz.
La idea es analizar qué puede servir a los astronautas para una estadía prolongada en la Luna, como por ejemplo, el uso de las cavernas para darles refugio y protegerlos de lluvias de meteoritos o tormenta solar.
Se trata de ver “cómo utilizar los recursos de la Luna para bases tripuladas”, manifestó Andolz.
EFE