Dicen que en las noches de Luna llena los ánimos se exasperan, que su presencia altera los estados y que su influjo nefasto se derrama sobre los espíritus de los hombres hasta enloquecerlos.
Por Clarín
Enigmática, la eterna figura de la Luna dominando el cielo nocturno definió el ritmo de la historia desde las civilizaciones más antiguas generando mitos que marcaron a la humanidad.
Y es esa misma Luna y su feroz influencia la que mantuvo en vilo a Granada, en España, a fines de los años 80, cuando un sangriento criminal que actuaba solo y de noche asoló sus calles. Era el asesino de la Luna llena.
José Fernández Pareja elegía cuidadosamente a sus víctimas. Todas eran niñas. A todas las encontraba solas, las amenazaba y las llevaba hasta los solitarios bosques de los alrededores de la Alhambra para abusarlas y matarlas. ¿Su sello? Les dejaba la ropa interior en la boca.
Para leer más, ingresa aquí