Alberto Paniz Mondolfi, médico microbiólogo venezolano del Hospital Mount Sinai de NYC, dirigió la investigación que ayudaría a una apertura confiable del sistema escolar público en la ciudad: un nuevo método de PCR para detectar el coronavirus en la saliva.
Además de ser una prueba más fiable y económica, es menos incómoda para las personas, especialmente los niños. “Junto a mi equipo llevamos meses en el laboratorio desarrollando una prueba diagnóstica para COVID-19 en saliva, optimizándola y estandarizándola de modo tal que no haya que hacer hisopados nasofaríngeos o nasales que son muy incómodos para los niños”, declaró al diario El Nacional de Caracas.
“Esto lo hicimos con mucho tesón, disciplina y ánimo; y lo mejor, a costos muy bajos. Pero aunque debería estar feliz no lo estoy, porque pienso que pude haberlo hecho en mi país (Venezuela). Pudiéramos estar abriendo las escuelas ahora para que los niños volvieran a sus clases. También pudiésemos estar dándole a cada venezolano la prueba que merecen para su monitoreo, pero lamentablemente Venezuela no se deja”, agregó, en referencia al gobierno de Nicolás Maduro.
Paniz Mondolfi fue uno de los expertos que descubrió cómo el coronavirus ataca el cerebro. También estudió una de las mutaciones del virus en Venezuela; además, preside a distancia la “Incubadora Venezolana de la Ciencia” y el Instituto de Investigaciones Biomedicas IDB. Actualmente es profesor asistente de Patología y Medicina molecular y celular en la Facultad Icahn de Medicina del Mount Sinai.
Trece mil estudiantes de Nueva York sirvieron de piloto para que Paniz Mondolfi y su equipo avanzaran eficientemente en el desarrollo de la PCR en saliva. La nueva prueba no excede los $30 dólares, a diferencia de los otros exámenes de entre $75 y 200.
Además, el estudio también sirvió para comprobar que la tasa de infección en las escuelas públicas y privadas de la ciudad es muy baja (0.4%). “Se creía que los niños constituían un epicentro de transmisión comunitaria, pero se determinó que es falso. Nuestros hallazgos derriban el mito de que las escuelas sirven de amplificadoras a la transmisión comunitaria”, indicó el doctor, quien fue reseñado en septiembre pasado por The New York Times y este mes nuevamente.
El proyecto, liderado por el científico venezolano, se originó en diciembre de 2020, cuando William A. Ackman, director de la Fundación Pershing Square, otorgó $20 millones de dólares al Hospital Mount Sinai para construir un laboratorio que pudiera procesar hasta 100,000 miles de pruebas de coronavirus al día con el fin de encontrar la manera de que los niños volvieran a la escuela lo antes posible.
Hasta entonces, las pruebas de detección por PCR y antígenos se habían centrado en la muestra de mucosa nasofaríngea, introduciendo un hisopo por la nariz. Los resultados de la PCR con saliva tardan lo mismo y, aunque el trabajo de laboratorio es igual, la facilidad y la comodidad favorecen al paciente. Mount Sinai envió los datos a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) con la esperanza de recibir la autorización del uso masivo de emergencia para la prueba.
El lunes pasado, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, anunció que la ciudad planeaba reabrir completamente las escuelas en septiembre, eliminando las clases remotas, paso fundamental para “la vuelta a la normalidad”.