Se cumplen 70 días desde la desaparición de Tomás Gimeno y sus dos hijas, Anna y Olivia, y se mantiene la principal hipótesis, que Gimeno se lanzó al mar para quitarse la vida con un cinturón de plomo como lastre tras asesinar a sus pequeñas. De ser así, la posibilidad de encontrarlo es “remota” porque “ya es un esqueleto”.
Por ABC
Buzo actualmente jubilado y jefe por 33 años del Servicio Marítimo y los especialistas de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS), Juan Ortega Machín, asegura que aunque depende de muchos factores, un cuerpo expuesto a los agentes del océano “en torno a un mes ya apenas queda carne en los huesos” y en este caso ya van más de dos.
“Como todo cuerpo, al fallecer se produce la acción bacteriológica interna, se empieza a descomponer internamente”, y si a este proceso natural le suman la acción de crustáceos, gusanos de fuego, bacterias y peces de la zona que han podido comer parte de la carne, “el cadáver de Tomás Gimeno muy posiblemente hace tiempo que está limpio y en los huesos”.
Todo huesos
“Depende mucho por factores como la temperatura del mar, que a esa profundidad puede rondar los 2 a 4 grados y eso ralentiza un poco la descomposición” pero “en un mes tranquilamente podría ser un esqueleto”. Ahora mismo “hay huesos y pronto, ni eso”, ha afirmado.
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