Caracas: todos los gatos son pardos, por Luis Barragán

Caracas: todos los gatos son pardos, por Luis Barragán

Luis Barragán @LuisBarraganJ

No recordamos con exactitud el nombre del autor de un viejo comentario sobre la Europa Oriental, inmediatamente después de concluida la II Guerra Mundial. Predominante el gris de sus escombros, aseguró, el paisaje predispuso a la población para la entronización de los regímenes comunistas.

Quizá, por entonces, nos pareció una exageración. Sin embargo, apenas una muestra, observada varias de las áreas terriblemente bombardeadas en Dresde, preservadas para la memoria histórica, durante nuestra primera visita a Alemania, la sensación fue la de una impactante tristeza.

La Caracas histórica y la mirandina, ha sido deliberadamente teñida de ese gris para el sombrío 454 aniversario de su fundación española, que, por cierto, no hay otra registrada en los anales de directas y perdurables consecuencias. En la metrópoli del deterioro, ahora, todos los gatos son pardos.





 

 

 

 

 

Lo peor es que afecta a la siempre arriesgada circulación vehicular, con defensas y hasta postes para semáforos de ese gris que puede confundir al conductor, estrellándose, sobre todo en la noche. Y, al pararnos en la conocida esquina de Carmelitas, sin la posibilidad de fotografiar el lugar, hacia el Palacio de Miraflores, la vía está impecablemente marcada o señalizada, con el universal color amarillo y los luminosos ojos de gato ausentes del resto de la vialidad citadina.

La urbe ha sido cañoneada psicológicamente, sembrando la desesperanza que aspira a ser resignada capitulación. Inadvertido bombardeo, dejará una huella profunda en el alma de los caraqueños.