¡ATERRADOR! Alquilaron una casa y encontraron a la dueña enterrada en el jardín

¡ATERRADOR! Alquilaron una casa y encontraron a la dueña enterrada en el jardín

La familia se mudó a la casa en 2018
BBC NEWS BRASIL

 

 

 





En agosto de 2018, Fátima, Roberto y sus dos hijos se mudaron a una casa en Ubatuba, en la costa norte de Sao Paulo. La familia eligió la propiedad porque es acogedora y espaciosa y tenía un alquiler más económico que otras en el barrio. Antes de mudarse, se enteraron de que la dueña de la casa, que vivía allí, estaba desaparecida desde agosto de 2013.

La familia se sorprendió, pero no descartó la idea de alquilar la propiedad. Luzia, la dueña, tenía 62 años cuando desapareció. La policía investigó, pero no pudo esclarecer el caso. En los primeros meses de vivir en la casa, los hijos de la pareja bromeaban diciendo que la dueña estaba enterrada allí.

“Era un juego de niños, ¿sabes?”, le cuenta Roberto a BBC News Brasil. En enero de este año, la familia se enteró de que era cierto. Roberto y su hijo trabajaban en el jardín cuando vieron que había una tela enterrada. Cavaron y encontraron los huesos de Luzia. El descubrimiento aterrorizó a la familia y propició la reapertura de la investigación sobre la desaparición de la propietaria.

La casa en Ubatuba

Hace cinco años, Fátima y Roberto decidieron mudarse con sus hijos a Ubatuba. Después de vivir en un departamento y una casa, fueron en busca de una propiedad más espaciosa. La pareja visitó la casa de Luzia y allí se enteraron de su desaparición.

“Me pareció extraño y no me gustó mucho. Pero el agente inmobiliario insistió porque creo que nadie quería vivir allí”, comenta Fátima. “Al principio, incluso pensamos que estaba viva en algún lugar y estaría perdida”, recuerda Roberto.

La pareja decidió que la casa de Luzia era la mejor opción porque “cubría las necesidades” de la familia. El responsable de la casa es un hermano de la desaparecida. Se hizo cargo de la propiedad, que fue abandonada después de que no se supiera nada de la mujer. La casa fue alquilada por un agente inmobiliario y, antes de Fátima y Roberto, ya había vivido otra familia allí.

 

El responsable de la casa es un hermano de la desaparecida
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En las primeras semanas en la nueva casa, Fátima y su familia se enteraron de algunos detalles de la antigua propietaria. “Muchos conocidos nos preguntaron si teníamos noticias de ella. Cuando les explicamos que no la conocíamos, empezaron a contarnos cosas sobre Luzia”, dice Fátima.

“Decían que le gustaban mucho los animales y que tenía gatos, que estaba sola, tenía depresión y tomaba medicación”, recuerda. Con el paso de los meses, los comentarios de los vecinos disminuyeron. Los nuevos residentes se convencieron de que habían hecho una buena elección.

“No es una construcción nueva, pero es muy espaciosa y la ubicación es buena”, describe Fátima. Pero dos cosas les empezaron a molestar: la sombra en algunas habitaciones y el exceso de humedad en el pasillo. Roberto explica que la razón eran las plantas del jardín, que estaban allí desde hacía mucho tiempo. “Eran altas, subieron hasta el techo”, detalla.

“Varias veces intenté tirar de ellas o cortarlas, pero no funcionó muy bien”, comenta Fátima. El jardín se encuentra en una zona estrecha, solo mide unos 45 centímetros de ancho y está al lado del muro, en el pasillo lateral de la casa. El tramo final del jardín, al fondo del terreno, tenía una peculiaridad: en poco más de un metro de largo, había unos lirios de la paz y ladrillos para separar la zona vegetal de la parte cementada del corredor.

Después de más de dos años en la casa, Roberto y su hijo mayor sacaron todas las plantas. Luego limpiaron el lugar y decidieron poner césped en toda su extensión.

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