El cruce fronterizo hacia Maicao en el borde entre Venezuela y Colombia, a pesar de los cierres de frontera, sigue siendo un epicentro de tránsito para los venezolanos que buscan todo aquello que no logran conseguir en su país, con múltiples trochas (senderos) ilegales que hacen que la línea fronteriza de 249 kilómetros sea muy abierta no solo para el contrabando, sino también para la trasmisión de enfermedades como la nuevas cepas del coronavirus que han sido detectadas en varias regiones de Venezuela.
Por Jorge Benezra | ABC.es
«Ahora estamos ante la segunda ola. Sin lugar a duda, a partir del 16 de marzo detectamos una incrementos de los casos de coronavirus que tiene como causa fundamental la llegada de la variante brasilera a nuestro país», alertó el propio Nicolás Maduro.
Aunque el primer año de pandemia para Venezuela había tenido cifras más modestas y mejores condiciones que sus países fronterizos, el gobierno admite el aumento súbito de las cifras, del número de contagios y la ocupación de camas hospitalarias tanto en el sector público como privado.
La ONG Médicos Unidos de Venezuela (MUV) alertó que Venezuela ocupa el primer lugar de Latinoamérica con más muertes de sanitarios por el coronavirus: hasta el 11 de abril se contabilizaran 468 galenos fallecidos.
El sistema sanitario venezolano se mantiene colapsado. En la actualidad persiste en los hospitales la carencia de infraestructura básica y no cuentan con los equipos médicos e instrumentos de prevención, higiene y protección necesarios. Además, hay fallos recurrentes de suministros como el agua y la luz. La mayoría de los servicios médicos están en situación crítica, lo que pone en una situación de mayor vulnerabilidad a la población y aumenta el riesgo de muerte de numerosas personas de sectores populares del país.
Por otro lado, la pandemia de coronavirus ha empeorado el problema del hambre en muchos países. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que uno de los países más seriamente afectados es Venezuela, donde los niveles de nutrición de los niños menores de cinco años y mujeres embarazadas ya son comparables con los de los países más pobres del planeta.
Kenory Reverol, inmigrante venezolana, es una de las tantas mujeres que se encuentran en los pasillos del Hospital San José de Maicao a la espera de su evaluación médica. Ella, de 32 años, espera con ilusión el nacimiento de su bebé, que posiblemente llegará al mundo en las próximos semanas. En Colombia, las mujeres inmigrantes embarazadas son atendidas en hospitales públicos, aunque no tengan papeles.
«Mi esposo y yo decidimos emigrar porque la situación económica en Venezuela está muy difícil. Llevamos un año en Colombia y nos vinimos con nuestros tres hijos en plena pandemia para que tuvieran que comer. Allá, ya era un milagro que lo hicieran todos los días».
De acuerdo al balance que realiza la Coordinadora de Migrantes del Hospital San José Mavis Mercado, durante el año 2020 atendieron 3.560 partos, de los cuales el 60% fueron de pacientes venezolanas.
El Hospital San José de Maicao, que atiende a gran parte de la población de la Guajira, se ha visto desbordado por los pacientes que llegan desde Venezuela. Principalmente del estado Zulia. El centro sanitario lleva ofreciendo tratamientos en los últimos cinco años a 43.913 venezolanos.
«Nos preocupa que la crisis venezolana y la pandemia alcancen niveles en los que no podamos ofrecer la atención necesaria, ya que necesitamos mayor cantidad de recursos para seguir financiando esta situación como lo hemos venido realizando hasta ahora», indica Giovanny Salamanca, gerente del Hospital San José de Maicao. Agrega que al centro le deben alrededor de 10 millones de dólares (8,2 millones de euros) que han tenido que gastar en los vecinos.
Colombia es el país más afectado por la crisis económica, social y política que vive Venezuela: ha recibido al 40% de los cinco millones de emigrantes que han dejado el país. La situación se complica más ante una crisis como la del coronavirus, que exige meticulosos mecanismos de control.