Tanto nos entretenemos en nuestra enseñanza de la historia, en los héroes y antihéroes, en sus rencillas y guerras, en sus intrascendentes chismes y anécdotas, que dejamos por fuera lo importante: la “base económica” que hace posible la existencia de la sociedad, sus estructuras societarias e institucionales así como su sistema social, político y cultural, haciendo posible que la nación exista y progrese.
La pregunta y la respuesta es simple y cualquier niño la entendería. ¿En que trabajan tus padres y cómo vive la familia? Desde el punto de vista histórico, nuestra economía “nace” en Cubagua con la explotación perlífera y traen los primeros esclavos africanos (no llegaban a 100); después fueron las salinas de Araya, tan importantes, que la codiciaban todas las potencias rivales en el Caribe (ingleses, portugueses, franceses), lo que obligó a España a construir allí, la primera fortaleza militar en nuestro territorio. Después fue el “tabaco de Barinas”, nuestro primer producto de exportación que salía por Puerto Cabello y Maracaibo. El tabaco llegó en los barcos de Colon y los misioneros lo combatieron, porque los fumadores “echaban humo por narices y bocas porque estaban endemoniados”; indígenas y esclavos africanos y criollos, se habituaron rápido, fumado o mascado, por sus efectos sedativos-energizantes, algo así como las hojas de coca en el altiplano boliviano-peruano, que ayuda a soportar el trabajo duro, el hambre y crea una sensación de relativo “bienestar”, no se olvide que el tabaco y la coca, está en la categoría de las drogas. El tabaco es asumido rápidamente por brujos y chamanes en sus diversas ritualidades. Tan importante como negocio y para la economía era el tabaco que Inglaterra funda Virginia con el único objetivo de cultivar tabaco y “competir” comercialmente con España y Portugal.
Después vino el cacao, el café y el petróleo; tres importantes historias que “contar”. Hemos sido “prósperos” en sentido relativo y modesto, en cada caso, pero el impacto era coyuntural y sus beneficios eran muy desiguales para la población. La mejor parte siempre era secuestrada y usufructuada por el “gobierno y sus amigos”. Tres siglos por la Monarquía Española y dos siglos por los gobiernos de la República. Ya esto es otra historia, ¿cómo se administró y distribuyó la riqueza producida?
Producción, distribución, consumo, beneficios, etc., es fundamental que en escuelas y liceos se empiece a hablar de ello, para ir creando una cultura y mentalidad más moderna y orientada al siglo 21. Empresa, empresario, emprendedor, negocio, comercio, innovación, tecno-ciencia, competitividad, productividad, consumo, globalización, conquista del espacio, ambiente, energías alternativas, cambio, incertidumbre, bienestar, diversificación económica, disminuir las desigualdades, gerencia, digitalización y un largo etcétera; el vocabulario de la realidad a partir de una “libertad responsable recíproca” que hace de cada uno un protagonista del Orbe Novo en construcción.
Nuestros escolares siguen memorizando fechas, datos, batallas y presuntos conocimientos que en segundos su celular se los proporciona. Su futuro trabajo, aquí y en el mundo la va a exigir idiomas y competencias tecnológicas y altas exigencias profesionales de innovación y cambio. No creo que nuestra educación, en el área, “historia y sociales” esté cumpliendo de una manera suficiente estas orientaciones. No las entiende el Estado-gobierno y a nivel privado, las entienden algunos, pero el ministerio controla “currículum y pensum” e impone su absurdo proyecto ideológico y político y mantiene las viejas inercias viciosas y burocráticas del pasado. No terminamos de salir de nuestras “j(aulas)-educativas- culturales” en un siglo 21 cada vez más dinámico e innovador.