Mientras en países como Nigeria, uno de los más poblados de África, menos de un 2% de la población ha recibido una dosis de la vacuna contra la covid-19, en gran parte de Occidente el objetivo de alcanzar un 70% de inmunizados contra la covid es ya un hecho, y el debate está en si habrá que poner una tercera dosis de refuerzo para ser más fuertes contra la variante Delta. Así lo reseñó Vozpópuli.
El principal argumento de quienes sostienen esta necesidad se encuentra en la pérdida de efectividad de las vacunas con el paso del tiempo. Diversos estudios apuntan en esta dirección. Uno de los más pesimistas, publicado a mediados de agosto en medRxiv y elaborado en el Mayo Clinic Health System de Estados Unidos, establece una reducción en la efectividad de Pfizer al 42%, y al 76% en el caso de Moderna.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han estudiado la efectividad de estas vacunas de ARN (Pfizer y Moderna) a lo largo de la pandemia y mientras al principio de 2021 esta alcanzaba el 91%, en agosto, con la variante Delta, había decaído al 66%. Un nuevo estudio publicado este miércoles apuntaba en la misma dirección para AstraZeneca, cuya vacuna bajaba del 77% al 67% de efectividad en cuatro o cinco meses.
Ahora bien, tanto epidemiólogos, como inmunólogos, están de acuerdo en que inyectar una tercera dosis en la población general no tiene justificación científica. En el Ministerio de Sanidad, el debate se ciñe en si estas terceras dosis serán necesarias para las personas más vulnerables, como las personas mayores o inmunodeprimidas, como solicitan algunas comunidades autónomas.
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