La transición energética es un proceso en pleno desarrollo y su objetivo principal es descarbonizar el sistema global de energía para mitigar el cambio climático. El corazón de la transición radica en sustituir las fuentes energéticas emisoras de CO2 por fuentes más amigables al ambiente.
Ante la transición energética, Venezuela no está en su mejor momento, lo cual se recoge en la grafica a continuación. Aunado a lo anterior, Venezuela es el país que menos acciones está realizando para montarse en la ola de la transición. (Ver G1 y G2).
La gráfica se divide en dos etapas. La 1ra., la real, que va desde 1998 – 2020, que muestra la caida de la producción de petr+oleo y la 2da., para el período 2020 – 2045, que muestra prospectivas referentes a la recuperación de la industria venezolana de hidrocarburos y la prospectiva correspondiente a la demanda mundial de petróleo en un escenario de emisión neta cero al 2050.
En la prospectiva de la recuperación, consta de 3 escenarios, los cuales alcanzan una producción de 3 MBD en los años 2029, 2033 y 2045, para el escenario de incremento de potencial de 300 kBD, 200 y 100, respectivamente. En lo atinente a la inversión necesaria para el aumento de potencial, mi estimado esta entre 10 y 13 G$ por cada incremento de 100 kBD.
A estas líneas de incremento de potencial, se le sobrepone la prospectiva de la demanda global de petróleo de la Agencia Internacional de Energia (IEA) en un escenario de emisión neta cero. Esto se hace con el objeto de visulizar como estaría la demanda global de petróleo con respecto al aumento de potencial, ya descrito.
Como se observa, la demanda global y el incremento de potencial venezolano son contrarios. Uno disminuye y el otro aumenta. Este contexto obliga a pensar mucho mejor y con mayor realidad la recuperación de la industria petrolera venezolana. En tal contexto, se infiere a simple vista, que en la medida que la transición avance el mercado se hace menor, lo cual dificulta la colocacion del crudo venezolano disponible para exportación.
Lo anterior conlleva a una realidad mas certera como es la de incrementar la producción de petróleo para cubrir la demanda interna de derivados de hidrocarburos y exportar 1.3 MBD (refinados o no). Esto daria un volumen de produccion no mayor a 2 MBD, lo cual obliga a dejar a un lado el escenario de 3.0 MBD de produccion.
Tomando como limite los 2.0 MBD (volumen mas realista a alcanzar), los valores a partir del gráfico son los siguientes:
De la tabla anterior, podemos inferir que el escenario que luce más factible es el de incremento de 200 kBD de potencial, ya que se alcanza en 8 años (2029), y aun la demanda global de petróleo es significante.
En línea con lo anterior, es necesario y primordial que los grupos que realizan prospectivas de aumento de potencial de la industria hidrocarburífica venezolana, incorporen en sus análisis el proceso de la transición energética, proceso que es irreversible. Quizás en el 2050 no se alcance el “neto cero”… pero de qué va a ocurrir, va a ocurrir…. No hay por qué dudarlo.
Nelson Hernández es ingeniero energista @energia21 y Académico de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela