Los ministros de Defensa de la Unión Europea discutieron este jueves la manera de ganar independencia ante Estados Unidos en futuras misiones como la evacuación desde el aeropuerto de Kabul, en la que los Veintisiete se vieron condicionados por las decisiones de Washington.
“¿Estuvimos preparados para enviar una misión para tomar el control y asegurar el perímetro del aeropuerto de Kabul? No. Los americanos sí”, dijo el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, al término del encuentro que mantuvieron hoy en Eslovenia los ministros de Defensa.
“Si no queremos ser dependientes de las elecciones que hacen otros, aunque sean nuestros amigos y aliados, tenemos que desarrollar nuestras propias capacidades”, insistió el político español.
Borrell propondrá formalmente en noviembre a los Estados miembros la creación de una fuerza de acción rápida de 5.000 soldados, con la capacidad de realizar ejercicios conjuntos y desplegarse en nombre de la UE donde fuera necesario.
EL PROBLEMA DEL CONSENSO
Los Veintisiete aceptaron que “la UE se ha quedado un poco descolgada” en la misión de abandonar Afganistán, explicó a EFE la ministra de Defensa española, Margaritas Robles.
Su colega alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer admitió que “Afganistán es un final amargo” porque “en vista a nuestras propias habilidades no estamos tan lejos como nos habíamos imaginado”.
Sin embargo, no todos los países insistieron en la necesidad crear la fuerza de acción rápida, como por ejemplo, el viceprimer ministro de Luxemburgo y responsable de Defensa, François Bausch, que apostó por otras medidas de coordinación que pasen porque “todos los ejércitos europeos que existen intenten comprar conjuntamente material militar”.
Como alternativa al consenso necesario para crear una fuerza de este tipo, Alemania propuso invocar el artículo 44 del Tratado de Lisboa, que permite a un grupo de países que lo deseen unirse para actuar conjuntamente.
Borrell se mostró “favorable” a esta propuesta pero recordó que aun así, las normas obligan a los países que quieran cooperar a obtener el visto bueno unánime del resto.
“Somos veintisiete países, no todos comparten las mismas visiones del mundo, la misma cultura estratégica y esto requiere tiempo”, reconoció el alto representante.
Pero insistió en que “el tiempo no es ilimitado” y en que “Afganistán ha demostrado las deficiencias de la autonomía estratégica” de la UE.
SAHEL
Los Veintisiete no quieren verse condicionados de nuevo por las decisiones de otras potencias, en caso de que se repita una situación similar a la de Afganistán, donde a pesar de los 20 años de presencia occidental entrenando a las fuerzas de seguridad del país, los talibanes se han hecho con el control del país sin apenas resistencia.
Y tienen en mente, sobre todo, la región del Sahel.
“Todos hemos estado de acuerdo en que la situación en el Sahel es distinta a la de Afganistán, pero todos también hemos visto que la situación se desbordó rapidísimamente en Afganistán y no nos encontró suficientemente preparados”, dijo Robles.
NEGOCIAR CON LOS TALIBANES
Borrell insistió en la necesidad tener un diálogo con los talibanes “basado en condiciones”, una vez hayan logrado formar el nuevo Gobierno de Afganistán y entre esos requisitos mencionó la creación de un Ejecutivo “inclusivo”.
De esas condiciones, dijo el exministro español, dependerá que la UE conceda a Afganistán la ayuda al desarrollo, ofrecidas entre gobiernos y que de momento Bruselas ha congelado.
Distinta es la cuestión de la ayuda humanitaria, que se ofrece “sin condiciones políticas porque la gente necesita ser ayudada”, dijo el alto representante. Una ayuda que Bruselas ha incrementado hasta los 200 millones de euros, si bien es cierto que quiere lograr que el dinero no acabe en manos de los talibanes.
Serán los ministros de Exteriores, en la reunión que iniciarán en la tarde de este jueves, los que aborden la cuestión de cómo tratar con los talibanes, una vez se han retirado las tropas occidentales de Afganistán. EFE