Si la celebración en julio con bombos y platillos del centenario del Partido Comunista trajo alguna ilusión de renovación y apertura para los jóvenes, el régimen de Xi Jinping se encargó de descartar esa posibilidad con una batería de leyes, normas y decretos que avanzaron en los últimos días contra la vida cotidiana de las nuevas generaciones.
Por Infobae
Algunas más criticadas que otras, las medidas apuntan a reafirmar el dominio sobre la vida privada de los ciudadanos: cuánto tiempo pueden dedicar los menores a los videojuegos -en medio de un fuerte avance sobre las empresas tecnológicas-, la enseñanza de la doctrina de Xi a los escolares, presiones contra las estrellas pop que no cumplen con una conducta que agrade a Beijing, y hasta cómo deben verse los hombres, con la prohibición de imágenes afeminadas en TV.
Esto supone un cambio de perspectiva: ya no hay indiferencia con respecto a esta faceta. El Partido Comunista busca estar en el centro de la esfera pública y también privada.
“Ahora, con las regulaciones sobre el entretenimiento y demás, parece que todo el ámbito de opciones se está reduciendo significativamente”, dijo Dali Yang, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Chicago, consultado por CNN. “El Estado está intentando asumir algunas de las funciones de ser padre de alguna manera, ayudándoles o intentando ayudar. Pero, por supuesto, sabemos lo limitado que podría ser (su efecto) a largo plazo, especialmente cuando tenemos una tremenda diferencia generacional aquí”, añadió.
La intromisión del partido se ha hecho notoria en las últimas semanas, pero es un proceso largo de gestación que ya abarcaba lo social y económico, desde la represión política hasta el avance sobre las empresas y la reforma del sector educativo.
El vertiginoso crecimiento económico del gigante asiático estuvo acompañado por la creciente exposición al mundo exterior de las nuevas generaciones, con un abanico más amplio en estilos de vida. El control político se mantenía, pero hubo una cesión en libertades sociales… hasta que el “acuerdo” tácito comenzó a tambalear.
Volver a imponer los controles no es una tarea fácil. Xi no está en la época de Mao. Jean-Pierre Cabestan, profesor de ciencias políticas de la Universidad Baptista de Hong Kong y experto en política china, advirtió que el Partido Comunista podría “ganar muchos enemigos” entre los jóvenes si avanza en la microgestión de la vida privada. “En la época de Mao era fácil, porque movilizaba a los Guardias Rojos y la gente le era fiel, y China estaba aislada del mundo exterior. Ya no es así. Así que tienen que ser mucho más cuidadosos y selectivos a la hora de inmiscuirse en la vida privada de la gente, y creo que encontrarán más resistencia”, comentó a CNN.
Ello no implicaría necesariamente una disidencia abierta, pero sí una búsqueda de eludir normas o fingir su cumplimiento. Justamente lo que atenta contra el objetivo del líder chino: moldearlos y formarlos como sucesores de la nueva era. “Mientras Xi se prepara para iniciar su tercer mandato en el poder en el 20º Congreso del Partido el año que viene, quiere cultivar una generación de jóvenes que le pertenezcan”, afirmó a CNN Wu Qiang, analista político independiente en Beijing.
En el discurso del centenario, reafirmó que el futuro pertenece a los jóvenes. Pero su intención también es definir cómo será ese porvenir. Ya lo había advertido en 2014: unificar pensamientos es clave en la adolescencia y “es como abotonar una camisa, si el primer botón se hace mal, el resto también”.